viernes, 18 de septiembre de 2009

Invitado. Miguel Aníbal Perdomo


EL ALIENADO

     Iniciado en el rito de la estación más libre,
abandoné mi casa, decidido a seguirte
por calles y callejas. No sin antes vender,
sin que mi padre lo advirtiera,
su carro más veloz, sus preciosas acciones
en la industria del ámbar.

Me dediqué a escucharte,
arrojando a las fauces del horno
el Libro en que se asienta mi pasado
y oscila mi futuro.
Aunque nada advertí. No hubo ni un vaso roto
ni una alfombra que ardiera.

     Transformado en inspector afable que rastreaba tus huellas, compartí  durante turbios meses, mis garrafas de vino y mi abundante mesa con un grupo neurótico de actores vagabundos.Cuando fui desterrado al suburbio más alto, me extravié en el futuro y pude adivinar la lluvia de fogata que ronda tu destino.

     He podido entender la confusión del tránsfuga
al cambiarme de mi bando
a tu bando político;
y en una noche ciega por solo 30 euros,
traicioné a mis amigos.
Al llegar la Cuaresma
grabaron en Macondo,
con ceniza indeleble,
tu  rostro en mi memoria.
Y olvidando el sentido sonoro de mi nombre,
cerré las autopistas del regreso.

     Ahora soy un hippie, girando por las torres cortadas del presente


Poema del libro: AFICHES EN LA ESTACIÓN RIMBAUD (Nueva York, otoño, 2008)


Créditos de la imagen: http://retratoinsano.blogspot.com/

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