Repugnancia y vejez
El asco que depara declinar
se distrae con metálico.
La altanería cobra las palabras,
los gestos, los genitales,
la lluvia con oro del orín,
los orgasmos y el cristal del semen.
Luego, odia e insulta.
Una caja de banco,
desdentada,
es la vejez,
donde parné extrae
-con asalto y engaño-
belleza y juventud.
Sucumbir,
entonces,
es el único entreacto
de estar vivos.
El asco que depara declinar
se distrae con metálico.
La altanería cobra las palabras,
los gestos, los genitales,
la lluvia con oro del orín,
los orgasmos y el cristal del semen.
Luego, odia e insulta.
Una caja de banco,
desdentada,
es la vejez,
donde parné extrae
-con asalto y engaño-
belleza y juventud.
Sucumbir,
entonces,
es el único entreacto
de estar vivos.
Harold Alvarado Tenorio
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