miércoles, 8 de febrero de 2012

El artista auténtico no se vende su obra a sí mismo.


                                                                                   Pablo Picasso



Por Armando Almánzar Botello.





Decía Pablo Picasso que el artista auténtico nunca se vende su obra a sí mismo. 


Cuando el gran genio español se expresaba de este modo aludía al hecho de que un verdadero artista, como auténtico creador en sentido fuerte, no se vende fórmulas para alcanzar el falso éxito pseudocomunicativo de su obra, ni en el seno de un público adocenado ni en los ámbitos de cierta obstinada y perversa crítica oficial amarrada por los 'textículos' y por los 'o-varios' a la figura del Amo Financiero Capitalista.


El auténtico artista no quiere 'producir y triunfar' en base a la ley del menor esfuerzo cognitivo que regula normalmente a la comunicación convencional y serializada promovida por el Establishment (con 'decorosas y oportunistas excepciones')

Un verdadero creador en el territorio del arte 
como apunta Umberto Eco prosiguiendo la misma dirección de pensamiento transitada por Picasso, cuando planifica 'lo nuevo' y proyecta la construcción semiótica de un tipo distinto de receptor de sus obras, no se comporta como un "analista de mercado que confecciona la lista de los pedidos formulados, sino como un filósofo que intuye las tramas del Zeitgeist" (espíritu de época). 


El artista en general, y el escritor en particular, desean, según Eco: "revelarle a su público lo que éste 'debería' querer, aunque no lo sepa. Quieren que, por su intermediación creadora, el receptor-lector de la obra se descubra a sí mismo".

Señala también el gran intelectual y narrador italiano que decir: "si una novela le da al lector lo que éste esperaba, encuentra consenso" (caso del bestseller como sub-literatura que no dice nada nuevo), no es lo mismo que afirmar: "si una novela encuentra consenso, es porque le da al lector lo que éste eperaba." Eco considera que esta segunda afirmación no siempre es válida. La obra innovadora y de auténtica calidad puede gozar, eventualmente, de un gran éxito comercial.

El deslinde tipológico que realizamos en un trabajo anterior*entre la figura del inversor-analista de mercados y el artista-creador que planifica lo nuevo e intenta crear con su propia producción semiótica un nuevo tipo de receptor-lector, guarda relación estrecha con las aclaraciones que, citando a Umberto Eco, realizamos en esta nota.

Lo relevante es resaltar que el producto cultural y artístico simplemente concebido para ser exitoso en el mercado puede trabajar con la innovación, sí, pero sometiéndola al circuito de la mercancía no-absoluta (Baudrillard) y a la lógica de maximización de beneficios. Ello asordina y limita la innovación radical.

Por lo contrario, la exploración de lo desconocido que realiza el artista con su nueva configuración sígnica no encuentra la garantía de su calidad en el éxito comercial; aunque eventualmente pueda también obtenerlo. Y eso sería lo ideal. Acontecimiento posible, pero generalmente improbable.

El artista en sentido fuerte concibe y trabaja su obra con miras a la producción de 'la diferencia' como paralogía (según Lyotard: 'lo desconocido' radical que no se legitima por 'las lógicas' del consenso, ni de la pandilla financiera ni del Partido). 


Tomando en cuenta esta dimensión de lo paralógico lyotardiano es que decimos que un  pensador crítico no sometido a la doxa y un creador artístico genuino, se diferencian esencialmente de la figura del "inversor" entendido como perseguidor contumaz del éxito económico-político-'existencial' en el circuito 'producción-mercancía-distribución-consumo'.

El éxito del artista se mide en función de que logre o no generar una configuración sígnica polivalente que opere como obra capaz de inaugurar nuevos mundos de sentido, nuevas posibilidades de relación entre el sentido y el sinsentido, entre la emisión o 'vómito de luz simbólica' y el 'tragar luz semiótica' (el texto como agujero negro).

En su condición o estatuto de 'espacio semiótico orientado', se espera que dicha obra sea capaz de producir una multiplicidad de sentidos que permita la mayor intensidad posible en la exploración de 'lo desconocido', tal como éste se plantee, caso por caso, en las singularidades semióticas del campo específico trabajado por el texto artístico.




© Armando Almánzar Botello
    19 de enero de 2012

*  Mercado, Innovación y Pensamiento del Exceso.
     Noviembre del 2000

Santo Domingo, República Dominicana.           

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