Sonia Marmolejos
Por Armando Almánzar-Botello
Estas líneas deben ser leídas e interpretadas en el contexto del actual agravamiento de la crisis de la hermana República de Haití, como efecto del terrible terremoto que sacudió a ese país en fecha 12 de enero del año en curso. Paz a las víctimas mortales y fortaleza espiritual para los sobrevivientes.
¡Solidaridad de los dominicanos con Haití y de toda la Comunidad Internacional, ante la magnitud del drama que vive ese valeroso y sufrido pueblo!
Decía el pensador francés que una "Nación" debe ser considerada como "Estado", cuando asume una cierta autonomía relativa (que no viole los principios y normas del derecho internacional) y establece en consecuencia controles y protecciones para beneficio de su población, su territorio y sus recursos.
Derrida, inspirado en el pensamiento del filósofo judío Emmanuel Levinas, concibe a la "justicia" como "don", como aquella línea de fuga que desborda una particular legislación o codificación históricamente establecida y apunta, más allá de la juridicidad constituida y del interés propio, a la total precedencia del otro, a la radical anteposición del otro al sí-mismo, a la apertura incondicional a la singularidad del arribante y del acontecimiento.
Por cierto, ejemplos convincentes de la justicia que mencionamos no son frecuentes en el contexto de la competitiva sociedad globalizada actual, y mucho menos entre aquellos plutócratas que, inconscientes en el disfrute de sus exorbitantes riquezas, viven de espaldas al dolor y a la escasez que ellos mismos generan.
Como bien señala el filósofo esloveno Slavoj Žižek, la supuesta "filantropía" del capitalismo postmoderno es puro espectáculo y medio cínico y/o necesario de reciclaje "alopático" para postergar la definitiva crisis sistémica de un modo inhumano de producción considerado "senil" y agotado en su capacidad de dar respuestas idóneas a los más acuciantes problemas de las poblaciones del planeta.
Entendemos que, tal como piensa Noam Chomsky, en este mundo complejamente interrelacionado se socializan los costos y los riesgos, y se opera una galopante privatización corporativa de los beneficios.
Ese cuestionamiento al capitalismo financiero neoliberal lo comparten, con diferentes matices y declinaciones, pensadores de "izquierda" muy dispares como Samir Amin, Immanuel Wallerstein, Gilles Deleuze, Felix Guattari, James Petras, Noam Chomsky, Alain Badiou, Antonio Negri, Gianni Vattimo, el mismo Žižek...
Observa Derrida, no obstante, que una hospitalidad absoluta basada en el apego total a la "banda de dispersión" de la justicia como don o entrega incondicionados, puede ser objeto de decisión ética de los sujetos en su singularidad, pero no es factible que se constituya en la modalidad de comportamiento de un estado-nación: "No hay sitio para ese tipo de hospitalidad incondicional en el derecho y en la política", nos dice el autor de "Espectros de Marx".
Derrida reconoce que la ilimitación de la apertura incondicional al otro debe ser mantenida como referencia permanente y "horizonte sin horizonte" que garantice la perfectibilidad de las leyes y un espacio cada vez más amplio para la práctica de la generosidad internacional.
Exponernos al otro es amarlo, nos dice. Amar implica asumir cierta dosis de riesgo y exposición ante el otro. Pero reconoce también la necesidad de mantener la tensión y diferencia entre esas dos modalidades de hospitalidad, porque ello es parte de la preservación del campo social y político constitutivo de la vida múltiple, en su juego polifónico, no asordinado por ningún biopoder global.
Exponernos al otro es amarlo, nos dice. Amar implica asumir cierta dosis de riesgo y exposición ante el otro. Pero reconoce también la necesidad de mantener la tensión y diferencia entre esas dos modalidades de hospitalidad, porque ello es parte de la preservación del campo social y político constitutivo de la vida múltiple, en su juego polifónico, no asordinado por ningún biopoder global.
Existen, según Derrida, efectos perversos —que tienen sus ominosos beneficiarios ocultos, nacionales y extranjeros— de una hospitalidad incondicional. Esta última es, según el filósofo galo, el sueño y el deseo angustiado de entregarnos absolutamente al otro en el don sin medida del amor.
Kierkegaard, el gran filósofo danés, padre de un cierto existencialismo, habla por eso del instante "loco" de la decisión (de entrega incondicional). Este gesto se puede esperar éticamente del sujeto singular, puede ser "su" decisión ética como sujeto de un imperativo categórico, pero no es viable en el campo jurídico-político que por definición comporta la voluntad de conciliación y regulación de complejos intereses colectivos.
¡Creo en la solidaridad entre los pueblos y entre todos los miembros de la raza humana; creo en la ley de la mayor generosidad posible en las políticas internacionales e interestatales ante el dolor de los más pobres y desamparados, pero creo también que esta generosidad debe promoverse respetando los principios de equidad y justicia y al margen de una "ontopología perversa" que considera que la responsabilidad ética frente al otro sufriente es asunto de mera proximidad geográfica!
Kierkegaard, el gran filósofo danés, padre de un cierto existencialismo, habla por eso del instante "loco" de la decisión (de entrega incondicional). Este gesto se puede esperar éticamente del sujeto singular, puede ser "su" decisión ética como sujeto de un imperativo categórico, pero no es viable en el campo jurídico-político que por definición comporta la voluntad de conciliación y regulación de complejos intereses colectivos.
¡Creo en la solidaridad entre los pueblos y entre todos los miembros de la raza humana; creo en la ley de la mayor generosidad posible en las políticas internacionales e interestatales ante el dolor de los más pobres y desamparados, pero creo también que esta generosidad debe promoverse respetando los principios de equidad y justicia y al margen de una "ontopología perversa" que considera que la responsabilidad ética frente al otro sufriente es asunto de mera proximidad geográfica!
Todas las naciones del planeta son responsables de Haití en su lamentable desgracia, en especial las Grandes Potencias Económicas que tanto se beneficiaron de los recursos de ese país, y, particularmente, los propios hermanos haitianos.
En este sentido, el conmovedor y admirable gesto de la dominicana Sonia Marmolejos, quien decidió amamantar a los niños haitianos "dejando en casa a su propio bebé recien nacido", es una decisión ética del sujeto Sonia Marmolejos —todo lo admirable y generosa que se quiera— pero que no constituye per se una imagen edificante ni realista, en tanto que obligatoriamente connota la (im)posibilidad de que una nación pobre y "carenciada" como República Dominicana, asuma el papel de madre nutricia de otra nación en situación de desgracia.
Para mí, hombre descendiente de haitianos, y para todos aquellos que como sujetos de la decisión ética así lo deseen: ¡la pasión de lo imposible!...
Pero otra cosa muy diferente es la real sustentabilidad de los respectivos Contratos Sociales de nuestras dos naciones, y las irrelevantes posibilidades del don restrigido en la asfixiante circularidad económica globalizada.
¡Haitianos y Dominicanos, uníos contra el engaño de los poderosos! Practiquemos una genuina política de la amistad. Desenmascaremos a los impostores que alevemente se benefician de una rentable "humanitería" pseudocristiana... ¡Un leal abrazo internacionalista y solidario!
© Armando Almánzar Botello
Santo Domingo, República Dominicana.
Santo Domingo, República Dominicana.
¡Cuidado con la "humanitería" simuladora y/o el tigueraje “juridicista” de cierta oligarquía "glocal", recursos de aquellos perversos que solapadamente desean ver, para toda la eternidad, como "prendas" o "virtudes" encarnadas en el sufrido pueblo haitiano, el miedo a los perros y al látigo del Amo, la mano de obra barata y la "servidumbre (in)voluntaria" BAJO APARIENCIA DE CONVIVENCIA CIVILIZADA ENTRE PUEBLOS "HERMANOS"...
Los haitianos no deben seguir siendo obreros agrícolas sin derechos, ni zombis laureados tan sólo en papel hipócrita y canalla por perversos poderes desalmados...
No deben ser definidos, por las potencias extranjeras, como trabajadores de Zona Franca bajo un régimen de Acumulación Primitiva, ni tampoco como jardineros-esclavos eficientes ni como simples hormiguitas laboriosas levantadoras de rascacielos en la Patria del Patrón, del Capital Anónimo, del Capital por Acciones, del Capital Corporativo...
No deben seguir siendo, los haitianos, guardianes de lo "ajeno" o cavadores de pozos sin fondo, ni muchachos de mandados domésticos de poca monta, dispuestos a comer las sobras del festín de los "pudientes"...
No deben ser los haitianos el pretexto para que cobren cheques periódicos y jugosos unos cuantos "caballeros de industria" cobijados bajo el ala de ciertas ONGs… ¡No a la desregulación perversa Y UNILATERAL de los flujos migratorios entre las naciones!
¡Así no es la cosa, falsos humanistas vive bien: "aristócratas" hijos de las oligarquías locales, del Gran Capital Transnacional y de cierto "aguaje" liberal retórico-humanístico: verdaderos monstruos "filantrópicos" al servicio directo y/o indirecto de las Grandes Corporaciones Transnacionales y del neoliberalismo enmascarado!
Los haitianos no deben seguir siendo obreros agrícolas sin derechos, ni zombis laureados tan sólo en papel hipócrita y canalla por perversos poderes desalmados...
No deben ser definidos, por las potencias extranjeras, como trabajadores de Zona Franca bajo un régimen de Acumulación Primitiva, ni tampoco como jardineros-esclavos eficientes ni como simples hormiguitas laboriosas levantadoras de rascacielos en la Patria del Patrón, del Capital Anónimo, del Capital por Acciones, del Capital Corporativo...
No deben seguir siendo, los haitianos, guardianes de lo "ajeno" o cavadores de pozos sin fondo, ni muchachos de mandados domésticos de poca monta, dispuestos a comer las sobras del festín de los "pudientes"...
No deben ser los haitianos el pretexto para que cobren cheques periódicos y jugosos unos cuantos "caballeros de industria" cobijados bajo el ala de ciertas ONGs… ¡No a la desregulación perversa Y UNILATERAL de los flujos migratorios entre las naciones!
¡Así no es la cosa, falsos humanistas vive bien: "aristócratas" hijos de las oligarquías locales, del Gran Capital Transnacional y de cierto "aguaje" liberal retórico-humanístico: verdaderos monstruos "filantrópicos" al servicio directo y/o indirecto de las Grandes Corporaciones Transnacionales y del neoliberalismo enmascarado!
© Armando Almánzar Botello. 2013.
2-. NO SE TRATA DE APARTHEID... (A propósito de Histoire de la Merde...).
No se trata de un mero problema racial (raza: categoría redescrita y problematizada por la antropología más actual. La RAZA ES TODA LA HUMANIDAD). Concebir al pueblo dominicano como racista y anti-haitiano es una ideología canalla promovida desde ciertos centros hegemónicos del biopoder planetario.
Ese poder económico-financiero y político-militar, concentrado en ciertas Metrópolis con sus desaforadas e hiper-mercuriales estrategias terricidas, ecocidas y genocidas, con su falso filantropismo de pega y relumbrón+acumulación primitiva+saqueo de los recursos humanos y naturales de los países más vulnerables de la Tierra, es el verdadero causante del sobre-sufrimiento evitable de las poblaciones.
Pensar la relación problemática de Dominicana con la República de Haití como si de una simple lucha racista se tratara, es una sórdida iniquidad, una cruel inequidad, un puro disparate o una mentira que sólo sirve a los cínicos neocolonialistas, a los desconocedores perversos de la historia y a los taimados oportunistas (muchos de ellos beneficiarios del financiamiento, con anteojeras, de ciertas ONG's) para negar o desdibujar nuestra composición étnica mixta, mulata, mestiza, fundamentalmente hispano-afro-taína, y promover ante el mundo, de paso, la engañosa identificación del pueblo dominicano con actitudes fundamentalistas y racistas similares a las de ciertos fanáticos francotiradores civiles anglosajones, algunos muy "famosos", que armados de rifles de gran alcance y ametralladoras (a esta barbaridad se le ha dado publicidad hasta en frívolas revistas para consumo de masas), defienden a sangre y fuego el territorio estadounidense de los inmigrantes ilegales en la frontera norteamericana con México.
Las complejas particularidades de las relaciones entre la República de Haití y la República Dominicana, son fundamentalmente económicas, sociales, jurídico-políticas e histórico-culturales. ¡Nada que ver, en lo absoluto, con un monstruoso "APARTHEID" tal como el que existió en Sudáfrica!
¡Somos dos pueblos independientes que compartimos la misma Isla! ¡Lo importante es desenmascarar a los verdaderos culpables históricos de la pobreza y el dolor en ambos países, como decía nuestro Poeta Nacional Pedro Mir.
Esto que diré sonará a sueño y a ingenua utopía, pero debemos creer que la materialización de nuestros mejores ideales es todavía posible: Es preciso neutralizar la nefasta hegemonía de las oligarquías locales, incapaces de articular los más básicos proyectos nacionales de desarrollo con genuina equidad (se limitan a concebir a sus respectivos países, -Octavio Paz dixit-, como simples territorios de operaciones lucrativas y/o actividades dolosas, en alianza explícita o soterrada con el Gran Capital financiero y corporativo transnacional de vocación neo-colonialista, auto-colonialista y post-colonialista: Slavoj Žižek ).
Debemos promover-continuar un real y efectivo proceso de aproximación, diálogo y solidaridad entre las naciones dominicana y haitiana, sin olvidar a Centroamérica, el resto del Caribe y América Latina en su conjunto, con miras a una efectiva emancipación multidimensional.
© Armando Almánzar Botello. 2013.
3-. DOS PUEBLOS HERMANOS PERO DIFERENTES: República Dominicana y Haití.
En República Dominicana, como en otros países de América Latina, pese a nuestra naturaleza mulata, híbrida, mestiza, multirracial, existe cierto racismo blando, difuso, principalmente contra la negritud en sentido general, pero no específicamente contra los haitianos.
Existen ciertos grados de discriminación racial selectiva, pero no específicamente dirigidos de modo brutal contra el haitiano sino contra los negros y mulatos de extracción popular. En este sentido, el pueblo dominicano manifiesta, en su dosis tenue de racismo y discriminación, una simple negación de su "automodelo racial" (G. Devereux) y de su propia realidad étnica. Pero esto es también relativo.
Lo que no debe olvidarse es que la República Dominicana se independiza de Haití en 1844 (y de España con la Guerra de Restauración en 1863-65). Esa realidad histórica, unida a las huellas del ominoso genocidio trujillista contra los haitianos, puede crear cierta idea de que existe un arraigado antihaitianismo en el dominicano, lo cual es completamente falso.
En caso de pensarlo así, deberíamos aceptar que uno de los principales enemigos de Haití lo fue François Duvalier (Papa Doc), quien después de hacer en Haití una campaña electoral en el año de 1957 presentándose como un defensor de los intereses económicos y los valores culturales del pueblo haitiano, al llegar al poder se vira radicalmente contra sus planteamientos originarios y se constituye, junto con Trujillo, en uno de los dictadores más sanguinarios de toda la región. En ese sentido Duvalier era antihaitiano y racista.
No obstante, podemos decir que la existencia de una cierta plutocracia local dominicana que ha explotado en la actualidad cruelmente a los nacionales de Haití (al igual que lo hizo y lo hace la oligarquía haitiana en alianza con el gran capital foráneo), y el manejo de ciertos estereotipos raciales discriminatorios en el seno del mismo pueblo llano dominicano, son aspectos NO representativos del más profundo sentir de nuestras mayorías nacionales.
Pese a las apariencias, el dominicano de los estratos populares y de cierta clase media, aprecia el valor humano y la capacidad de lucha y trabajo de los nacionales haitianos y se duele del sufrimiento secular que viene padeciendo nuestro hermano país.
Como prueba de convivencia civilizada entre ambas naciones, un solo botón: Intelectuales haitianos residentes en nuestro país han viajado al extranjero, financiados por instituciones de la República Dominicana, a participar en eventos culturales internacionales; han colaborado armoniosa y dignamente en proyectos poéticos y artísticos que involucran a las dos naciones y han realizado publicaciones de antologías de escritores de ambos pueblos y de Haití en particular, además de haberse desempeñado como principales directivos de importantes y estratégicas instituciones literarias, artísticas y culturales de República Dominicana.
© Armando Almánzar Botello. 2013.
4-. EL FALSO ANTI-NAZIONALISMO DE CIERTOS VERDADEROS ENEMIGOS DE LOS POBRES.
No me explico de dónde les brota ese fervoroso “humanismo” pro-haitiano a ciertos “parejeros” miembros de la clase media y de la oligarquía dominicana, los cuales nunca, nunca y nunca se han preocupado de manera real por los destinos del pueblo llano dominicano, y ahora, “de repente”, cansados algunos de explotar a los haitianos y con su vida burguesa totalmente blindada, completamente asegurada (viviendas propias, buenas fincas, seguros médicos de primera, cuentas bancarias, trabajos bien remunerados en empresas de las que son en ocasiones accionistas, apartamentos en el extranjero y viajes periódicos y frecuentes garantizados), pretenden disfrutar todavía de los servicios baratos que puede prestar la mano de obra “desregulada” de los haitianos utilizados como jardineros, electricistas, cavadores de pozos, cocineros y friega platos, plomeros, tira mezclas y guardianes de condominios.
Esos falsos “fraternizantes” transnacionalistas, esos “canallas ciudadanos del mundo”, despliegan su pueril y/o hipócrita retórica supuestamente “anti-nazionalista”, con la confianza de que nunca, para recibir una precaria atención médica, harán una fila con los haitianos en los hospitales “Robert Read Cabral”, “Luis E. Aybar”, “Darío Contreras”, en la Maternidad Nuestra Señora de la Altagracia o en la Maternidad de Los Mina. Ellos reciben las mejores atenciones en clínicas privadas de Santo Domingo o viajan al extranjero para sus consultas especiales.
Además, los hijos de estos verdaderos sinvergüenzas pseudo-internacionalistas, estudian en colegios privados y costosas universidades, no pelearán jamás por la butaca y el desayuno escolar en los humildes liceos y escuelas de República Dominicana. Y no digamos que, cuando estos hijos de los privilegiados se gradúan —muchos de ellos, sin poseer en ocasiones verdadero talento—, sólo por la fuerza del dinero y/o becados por el oportunismo político, pasan a realizar postgrados en prestigiosas universidades extranjeras.
Disfrazados de “filántropos”, esos “vive bien” se aprestan a defender ahora, no los intereses fundamentales de los sufridos pueblos haitiano y dominicano, sino “el buen clima de inversiones” y los mandatos imperiales de fusión caotizante, indiscriminada, entre ambas naciones, con la finalidad mezquina y perversa de pescar en río revuelto.
Ellos pretenden confundir un pensamiento político-social efectivamente solidario con un juego asumido sin riesgos desde la mesa servida con manjares exquisitos y regada con buenos vinos franceses.
¡A otro perro con ese hueso!, simuladores y fantoches de porquería acostumbrados al “allante” y al retorcido asesinato de almas…
Ese poder económico-financiero y político-militar, concentrado en ciertas Metrópolis con sus desaforadas e hiper-mercuriales estrategias terricidas, ecocidas y genocidas, con su falso filantropismo de pega y relumbrón+acumulación primitiva+saqueo de los recursos humanos y naturales de los países más vulnerables de la Tierra, es el verdadero causante del sobre-sufrimiento evitable de las poblaciones.
Pensar la relación problemática de Dominicana con la República de Haití como si de una simple lucha racista se tratara, es una sórdida iniquidad, una cruel inequidad, un puro disparate o una mentira que sólo sirve a los cínicos neocolonialistas, a los desconocedores perversos de la historia y a los taimados oportunistas (muchos de ellos beneficiarios del financiamiento, con anteojeras, de ciertas ONG's) para negar o desdibujar nuestra composición étnica mixta, mulata, mestiza, fundamentalmente hispano-afro-taína, y promover ante el mundo, de paso, la engañosa identificación del pueblo dominicano con actitudes fundamentalistas y racistas similares a las de ciertos fanáticos francotiradores civiles anglosajones, algunos muy "famosos", que armados de rifles de gran alcance y ametralladoras (a esta barbaridad se le ha dado publicidad hasta en frívolas revistas para consumo de masas), defienden a sangre y fuego el territorio estadounidense de los inmigrantes ilegales en la frontera norteamericana con México.
Las complejas particularidades de las relaciones entre la República de Haití y la República Dominicana, son fundamentalmente económicas, sociales, jurídico-políticas e histórico-culturales. ¡Nada que ver, en lo absoluto, con un monstruoso "APARTHEID" tal como el que existió en Sudáfrica!
¡Somos dos pueblos independientes que compartimos la misma Isla! ¡Lo importante es desenmascarar a los verdaderos culpables históricos de la pobreza y el dolor en ambos países, como decía nuestro Poeta Nacional Pedro Mir.
Esto que diré sonará a sueño y a ingenua utopía, pero debemos creer que la materialización de nuestros mejores ideales es todavía posible: Es preciso neutralizar la nefasta hegemonía de las oligarquías locales, incapaces de articular los más básicos proyectos nacionales de desarrollo con genuina equidad (se limitan a concebir a sus respectivos países, -Octavio Paz dixit-, como simples territorios de operaciones lucrativas y/o actividades dolosas, en alianza explícita o soterrada con el Gran Capital financiero y corporativo transnacional de vocación neo-colonialista, auto-colonialista y post-colonialista: Slavoj Žižek ).
Debemos promover-continuar un real y efectivo proceso de aproximación, diálogo y solidaridad entre las naciones dominicana y haitiana, sin olvidar a Centroamérica, el resto del Caribe y América Latina en su conjunto, con miras a una efectiva emancipación multidimensional.
© Armando Almánzar Botello. 2013.
3-. DOS PUEBLOS HERMANOS PERO DIFERENTES: República Dominicana y Haití.
En República Dominicana, como en otros países de América Latina, pese a nuestra naturaleza mulata, híbrida, mestiza, multirracial, existe cierto racismo blando, difuso, principalmente contra la negritud en sentido general, pero no específicamente contra los haitianos.
Existen ciertos grados de discriminación racial selectiva, pero no específicamente dirigidos de modo brutal contra el haitiano sino contra los negros y mulatos de extracción popular. En este sentido, el pueblo dominicano manifiesta, en su dosis tenue de racismo y discriminación, una simple negación de su "automodelo racial" (G. Devereux) y de su propia realidad étnica. Pero esto es también relativo.
Lo que no debe olvidarse es que la República Dominicana se independiza de Haití en 1844 (y de España con la Guerra de Restauración en 1863-65). Esa realidad histórica, unida a las huellas del ominoso genocidio trujillista contra los haitianos, puede crear cierta idea de que existe un arraigado antihaitianismo en el dominicano, lo cual es completamente falso.
En caso de pensarlo así, deberíamos aceptar que uno de los principales enemigos de Haití lo fue François Duvalier (Papa Doc), quien después de hacer en Haití una campaña electoral en el año de 1957 presentándose como un defensor de los intereses económicos y los valores culturales del pueblo haitiano, al llegar al poder se vira radicalmente contra sus planteamientos originarios y se constituye, junto con Trujillo, en uno de los dictadores más sanguinarios de toda la región. En ese sentido Duvalier era antihaitiano y racista.
No obstante, podemos decir que la existencia de una cierta plutocracia local dominicana que ha explotado en la actualidad cruelmente a los nacionales de Haití (al igual que lo hizo y lo hace la oligarquía haitiana en alianza con el gran capital foráneo), y el manejo de ciertos estereotipos raciales discriminatorios en el seno del mismo pueblo llano dominicano, son aspectos NO representativos del más profundo sentir de nuestras mayorías nacionales.
Pese a las apariencias, el dominicano de los estratos populares y de cierta clase media, aprecia el valor humano y la capacidad de lucha y trabajo de los nacionales haitianos y se duele del sufrimiento secular que viene padeciendo nuestro hermano país.
Como prueba de convivencia civilizada entre ambas naciones, un solo botón: Intelectuales haitianos residentes en nuestro país han viajado al extranjero, financiados por instituciones de la República Dominicana, a participar en eventos culturales internacionales; han colaborado armoniosa y dignamente en proyectos poéticos y artísticos que involucran a las dos naciones y han realizado publicaciones de antologías de escritores de ambos pueblos y de Haití en particular, además de haberse desempeñado como principales directivos de importantes y estratégicas instituciones literarias, artísticas y culturales de República Dominicana.
© Armando Almánzar Botello. 2013.
4-. EL FALSO ANTI-NAZIONALISMO DE CIERTOS VERDADEROS ENEMIGOS DE LOS POBRES.
Esos falsos “fraternizantes” transnacionalistas, esos “canallas ciudadanos del mundo”, despliegan su pueril y/o hipócrita retórica supuestamente “anti-nazionalista”, con la confianza de que nunca, para recibir una precaria atención médica, harán una fila con los haitianos en los hospitales “Robert Read Cabral”, “Luis E. Aybar”, “Darío Contreras”, en la Maternidad Nuestra Señora de la Altagracia o en la Maternidad de Los Mina. Ellos reciben las mejores atenciones en clínicas privadas de Santo Domingo o viajan al extranjero para sus consultas especiales.
Además, los hijos de estos verdaderos sinvergüenzas pseudo-internacionalistas, estudian en colegios privados y costosas universidades, no pelearán jamás por la butaca y el desayuno escolar en los humildes liceos y escuelas de República Dominicana. Y no digamos que, cuando estos hijos de los privilegiados se gradúan —muchos de ellos, sin poseer en ocasiones verdadero talento—, sólo por la fuerza del dinero y/o becados por el oportunismo político, pasan a realizar postgrados en prestigiosas universidades extranjeras.
Disfrazados de “filántropos”, esos “vive bien” se aprestan a defender ahora, no los intereses fundamentales de los sufridos pueblos haitiano y dominicano, sino “el buen clima de inversiones” y los mandatos imperiales de fusión caotizante, indiscriminada, entre ambas naciones, con la finalidad mezquina y perversa de pescar en río revuelto.
Ellos pretenden confundir un pensamiento político-social efectivamente solidario con un juego asumido sin riesgos desde la mesa servida con manjares exquisitos y regada con buenos vinos franceses.
¡A otro perro con ese hueso!, simuladores y fantoches de porquería acostumbrados al “allante” y al retorcido asesinato de almas…
© Armando Almánzar Botello. 2013.
ADENDA DE 2014
5-. ¡BASTA YA DE DEMAGOGIAS!
El asunto es muy complejo, no se presenta en blanco y negro, a no ser para escolásticos y dogmáticos carentes de verdadero vuelo creativo. Seres simplemente librescos, beneficiarios de cierto "patriotismo" de pacotilla y supuestamente "dominicanistas", pero sin luz en el corazón y éticamente ciegos por el resentimiento beligerante, unilateral y cínico que los impulsa, pues no tocan con la misma frecuencia otros decisivos componentes del problema que tienen su origen en los ámbitos político-económicos locales e internacionales.
Muchos de ellos se limitan al ataque despiadado y directo a los haitianos y mencionan muy pocas veces y sólo de refilón, quizá por miedo y oportunismo conservador, la gran co-responsabilidad en el problema migratorio y laboral que pesa sobre los hombros de ciertos sectores empresariales criollos y haitianos, y la insensata indolencia, en mayor o menor grado, de todos los Gobiernos dominicanos, al permitir el acceso no regulado de extranjeros a nuestro país con fines inescrupulosos y mercuriales, para beneficio de reducidos grupos hegemónicos y en perjuicio de la Nación Dominicana y del Género Humano.
Otro aspecto casi siempre omitido en los análisis y petardos teóricos “nacionalistas”, pero también en los de ciertos “filántropos humanistas” ligados a varias ONG's, lo constituye la estrategia inhumana y retorcida de las Grandes Potencias, las cuales, encerradas en su “fortaleza ilustrada” y pese a su deseo de controlar el mundo en nombre de la Globalización, se hacen de la vista gorda frente a esta severa dificultad que aqueja a muchísimas naciones pobres del Planeta, no sólo a Dominicana y Haití, y nos acusan injustamente de racistas y anti-haitianos.
Algunos descerebrados repetidores de lo dicho por otros, prácticamente preparan al pueblo dominicano para una confrontación civil a gran escala con el pueblo haitiano, sin detenerse a medir las consecuencias de su efervescencia patriotera y pueril. Una guerra entre ambas naciones no convendría a nadie. Ese tipo de propaganda es el efecto del resentimiento y de un mero impulso irracional de venganza que prestaría un muy flaco servicio a los intereses populares de ambas naciones. Esta campaña bélica prepara indirectamente el terreno para una segura intervención militar norteamericana en la Isla, con las consecuencias que todos conocemos: más control foráneo de nuestro territorio y más saqueos imperiales de nuestros recursos….
Por otra parte, debo decir que si alguien ha tomado partido consciente desde hace largos años en este problema dominico-haitiano, pero tratando de no caer en apasionamientos obtusos ni en posturas acríticas, personalistas ni pre-modernas (a mí nadie me paga por escribir ciertas cosas), ha sido quien suscribe esta breve nota.
Cuando yo laboraba en el Centro Dominicano de Promoción de Exportaciones, CEDOPEX, hoy CEI-RD, fui miembro, en varias oportunidades, de equipos técnicos interinstitucionales conformados por economistas, sociólogos, agrónomos, biólogos, periodistas y especialistas en manejo sustentable de recursos, con los fines de promover la práctica de la agricultura orgánica en República Dominicana. El Instituto Agrario Dominicano, la Secretaría de Agricultura, el Instituto Dominicano de Investigaciones Agropecuarias y Forestales, la División de Agricultura del CODIA, la Junta Agroempresarial Dominicana, el Plan Sierra, etc. etc. fueron algunas de las innumerables instituciones públicas y privadas que ofrecieron a CEDOPEX su asesoramiento en el tema.
Los equipos de trabajo estuvieron aconsejados por expertos y grandes conocedores de los diferentes aspectos económicos y ecológicos relacionados con las actividades productivas y exportadoras. Recibimos las orientaciones y recomendaciones técnicas de especialistas de la talla del Ing. Agron. ecuatoriano Manuel Suquilanda Valdivieso, una de las principales autoridades de América Latina en lo atinente a Manejo Sustentable de Recursos y Agricultura Orgánica, los doctores José Rafael Espaillat, Decano de Agronomía en la Universidad Nacional Pedro Henríquez Ureña, UNPHU, Andrea Brechelt, Presidenta de la Fundación Agricultura y Medio Ambiente, FAMA, etc.
Los mencionados módulos técnicos investigaron sobre la práctica de la Agricultura Orgánica en República Dominicana (tema al que dediqué varios números monográficos de la revista que yo dirigía en CEDOPEX: "El Exportador Dominicano") y pudieron comprobar, entre otras muchas cosas importantes y apoyándose en esas investigaciones de campo, que las cuotas laborales definidas por nuestras leyes y en las que se obliga a que un 80% de los trabajadores empleados por las empresas dominicanas esté constituido por nacionales y un 20% de ellos por extranjeros, se violaban de forma alarmante por los empresarios dominicanos, y aún más, se encontraban prácticamente invertidas en una gran cantidad de las empresas de producción agrícola y orgánica del país.
Esta irregularidad, cometida por los empresarios dominicanos del agro, se pretendía y se pretende justificar aduciendo que la utilización de haitianos para las labores agrícolas permitía y permite a los “patronos” una significativa reducción en sus costos de producción y, por ende, una maximización de sus beneficios, aunque ello implique también una descarada violación de nuestras leyes y la monstruosa explotación de trabajadores haitianos que, por su mismo carácter de inmigrantes ilegales y por tener menores posibilidades de supervivencia que los dominicanos, ofrecían y ofrecen su mano de obra a precios significativamente más reducidos.
Podemos ver que la irresponsabilidad del sector empresarial de marras no sólo se manifiesta en la industria de la construcción y en otros renglones de nuestra economía.
Denunciamos en aquella ocasión esa triste realidad por varios medios. Así lo estuvimos haciendo durante varios años y en múltiples contextos, sin dejar de señalar el gran maltrato a que eran sometidos estos inmigrantes ilegales (algo comprobado directamente por mí y los restantes investigadores). Sin embargo, nunca fuimos escuchados por las autoridades dominicanas correspondientes.
Es preciso recordar que Juan Bosch nunca creyó en el antitrujillismo “nacionalista” y “patriótico” de aquellos oportunistas “caballeros” dominicanos que, muerto Trujillo, se repartieron el Botín hablando en inglés, en italiano, en francés.... o en español “castizo”… pero siempre de espaldas al pueblo.
Sigo creyendo que la mejor forma de plantear y abordar en la presente coyuntura las diferencias entre Haití y República Dominicana, la constituye el diálogo profundo y sostenido entre actores políticos efectiva y realmente representativos de los genuinos intereses mayoritarios de ambas naciones. ¡Basta ya de demagogias!
Armando Almánzar-Botello, 2014.
© Armando Almánzar Botello
Santo Domingo, República Dominicana.
ADENDA DE 2014
5-. ¡BASTA YA DE DEMAGOGIAS!
El asunto es muy complejo, no se presenta en blanco y negro, a no ser para escolásticos y dogmáticos carentes de verdadero vuelo creativo. Seres simplemente librescos, beneficiarios de cierto "patriotismo" de pacotilla y supuestamente "dominicanistas", pero sin luz en el corazón y éticamente ciegos por el resentimiento beligerante, unilateral y cínico que los impulsa, pues no tocan con la misma frecuencia otros decisivos componentes del problema que tienen su origen en los ámbitos político-económicos locales e internacionales.
Muchos de ellos se limitan al ataque despiadado y directo a los haitianos y mencionan muy pocas veces y sólo de refilón, quizá por miedo y oportunismo conservador, la gran co-responsabilidad en el problema migratorio y laboral que pesa sobre los hombros de ciertos sectores empresariales criollos y haitianos, y la insensata indolencia, en mayor o menor grado, de todos los Gobiernos dominicanos, al permitir el acceso no regulado de extranjeros a nuestro país con fines inescrupulosos y mercuriales, para beneficio de reducidos grupos hegemónicos y en perjuicio de la Nación Dominicana y del Género Humano.
Otro aspecto casi siempre omitido en los análisis y petardos teóricos “nacionalistas”, pero también en los de ciertos “filántropos humanistas” ligados a varias ONG's, lo constituye la estrategia inhumana y retorcida de las Grandes Potencias, las cuales, encerradas en su “fortaleza ilustrada” y pese a su deseo de controlar el mundo en nombre de la Globalización, se hacen de la vista gorda frente a esta severa dificultad que aqueja a muchísimas naciones pobres del Planeta, no sólo a Dominicana y Haití, y nos acusan injustamente de racistas y anti-haitianos.
Algunos descerebrados repetidores de lo dicho por otros, prácticamente preparan al pueblo dominicano para una confrontación civil a gran escala con el pueblo haitiano, sin detenerse a medir las consecuencias de su efervescencia patriotera y pueril. Una guerra entre ambas naciones no convendría a nadie. Ese tipo de propaganda es el efecto del resentimiento y de un mero impulso irracional de venganza que prestaría un muy flaco servicio a los intereses populares de ambas naciones. Esta campaña bélica prepara indirectamente el terreno para una segura intervención militar norteamericana en la Isla, con las consecuencias que todos conocemos: más control foráneo de nuestro territorio y más saqueos imperiales de nuestros recursos….
Por otra parte, debo decir que si alguien ha tomado partido consciente desde hace largos años en este problema dominico-haitiano, pero tratando de no caer en apasionamientos obtusos ni en posturas acríticas, personalistas ni pre-modernas (a mí nadie me paga por escribir ciertas cosas), ha sido quien suscribe esta breve nota.
Cuando yo laboraba en el Centro Dominicano de Promoción de Exportaciones, CEDOPEX, hoy CEI-RD, fui miembro, en varias oportunidades, de equipos técnicos interinstitucionales conformados por economistas, sociólogos, agrónomos, biólogos, periodistas y especialistas en manejo sustentable de recursos, con los fines de promover la práctica de la agricultura orgánica en República Dominicana. El Instituto Agrario Dominicano, la Secretaría de Agricultura, el Instituto Dominicano de Investigaciones Agropecuarias y Forestales, la División de Agricultura del CODIA, la Junta Agroempresarial Dominicana, el Plan Sierra, etc. etc. fueron algunas de las innumerables instituciones públicas y privadas que ofrecieron a CEDOPEX su asesoramiento en el tema.
Los equipos de trabajo estuvieron aconsejados por expertos y grandes conocedores de los diferentes aspectos económicos y ecológicos relacionados con las actividades productivas y exportadoras. Recibimos las orientaciones y recomendaciones técnicas de especialistas de la talla del Ing. Agron. ecuatoriano Manuel Suquilanda Valdivieso, una de las principales autoridades de América Latina en lo atinente a Manejo Sustentable de Recursos y Agricultura Orgánica, los doctores José Rafael Espaillat, Decano de Agronomía en la Universidad Nacional Pedro Henríquez Ureña, UNPHU, Andrea Brechelt, Presidenta de la Fundación Agricultura y Medio Ambiente, FAMA, etc.
Los mencionados módulos técnicos investigaron sobre la práctica de la Agricultura Orgánica en República Dominicana (tema al que dediqué varios números monográficos de la revista que yo dirigía en CEDOPEX: "El Exportador Dominicano") y pudieron comprobar, entre otras muchas cosas importantes y apoyándose en esas investigaciones de campo, que las cuotas laborales definidas por nuestras leyes y en las que se obliga a que un 80% de los trabajadores empleados por las empresas dominicanas esté constituido por nacionales y un 20% de ellos por extranjeros, se violaban de forma alarmante por los empresarios dominicanos, y aún más, se encontraban prácticamente invertidas en una gran cantidad de las empresas de producción agrícola y orgánica del país.
Esta irregularidad, cometida por los empresarios dominicanos del agro, se pretendía y se pretende justificar aduciendo que la utilización de haitianos para las labores agrícolas permitía y permite a los “patronos” una significativa reducción en sus costos de producción y, por ende, una maximización de sus beneficios, aunque ello implique también una descarada violación de nuestras leyes y la monstruosa explotación de trabajadores haitianos que, por su mismo carácter de inmigrantes ilegales y por tener menores posibilidades de supervivencia que los dominicanos, ofrecían y ofrecen su mano de obra a precios significativamente más reducidos.
Podemos ver que la irresponsabilidad del sector empresarial de marras no sólo se manifiesta en la industria de la construcción y en otros renglones de nuestra economía.
Denunciamos en aquella ocasión esa triste realidad por varios medios. Así lo estuvimos haciendo durante varios años y en múltiples contextos, sin dejar de señalar el gran maltrato a que eran sometidos estos inmigrantes ilegales (algo comprobado directamente por mí y los restantes investigadores). Sin embargo, nunca fuimos escuchados por las autoridades dominicanas correspondientes.
Es preciso recordar que Juan Bosch nunca creyó en el antitrujillismo “nacionalista” y “patriótico” de aquellos oportunistas “caballeros” dominicanos que, muerto Trujillo, se repartieron el Botín hablando en inglés, en italiano, en francés.... o en español “castizo”… pero siempre de espaldas al pueblo.
Sigo creyendo que la mejor forma de plantear y abordar en la presente coyuntura las diferencias entre Haití y República Dominicana, la constituye el diálogo profundo y sostenido entre actores políticos efectiva y realmente representativos de los genuinos intereses mayoritarios de ambas naciones. ¡Basta ya de demagogias!
Armando Almánzar-Botello, 2014.
© Armando Almánzar Botello
Santo Domingo, República Dominicana.
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