Poema de Armando Almánzar Botello
A Albany Aquino
Recuerdo que un día exploramos danzando
el vértigo inefable de las carreteras:
dos lúcidos desiertos borrachos que viajaban
a lomos del jazz pasional, turbulento...
Firme tú al volante,
bebimos distancias al evocar el mosto de mujeres remotas...
Celebramos, en fin, con las yemas de los dedos,
la magia palpable de un torrente "di-vino",
la amistad luminosa y la fuerza de Dionisos,
la carne y el paisaje,
la poesía goteando
lentamente
en el mundo...
Y al volver en la noche -ardiendo- a la "gran
urbe",
degustamos en la fiesta "chivito expiatorio",
incendiamos discotecas, comimos de la noche,
disfrutamos como niños de las sencillas muchachas
-altares de lo
eterno: ¡hambre abismo de belleza!-
tocamos con el saxo un poco del misterio:
"lo tremendo evidente".
Recuerdo que un día exploramos danzando...
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