viernes, 7 de mayo de 2010

La trivial o peligrosa evidencia de la magulladura

Por Armando Almánzar Botello
Humpty Dumpty Wall Image Images



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Cuando uno se expresa o se cae "con o de" su cuerpo, se expresa o se cae "con o de la carne", entendida ésta en su carácter meramente anatomo-fisiológico, físico, biológico y convencional.
Cuando uno se expresa o se cae "desde" su cuerpo, la construcción gramatical "anómala" (el usar la preposición “desde”, -que expresa el punto de partida espacial o temporal de un objeto, proceso y/o acontecimiento-, en lugar de la preposición “de”) pone en juego un registro abisal, vectorial e intensivo de la caída, del cuerpo y de la expresión corporal, que apunta al espesor "espectral" de un cuerpo digamos metamórfico, no equivalente a la carne simplemente objetiva, bio-física. En este sentido, uno puede empezar a caer no sólo “desde los propios pies” sino desde las rodillas, desde la cintura, desde el tronco, desde el pene, desde la cabeza, desde la boca, desde el ano.....
Caer, entonces, no es un mero accidente, deviene, ahora: Acontecimiento-sentido. Seguimos en esto al Gilles Deleuze de  "Lógica del sentido" (Lewis Carroll y la caída del huevo Humpty Dumpty) y luego, al de "Lógica de la sensación", libro este último de reflexión filosófica y estética sobre la pintura de Francis Bacon y su estrategia deformante, figural y anti-representativa.

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Por otra parte, Pablo Neruda dixit, en su poema Sólo la muerte, refiriéndose a la caída radical que es el morir: ...Como un naufragio hacia adentro nos morimos/como ahogarnos en el corazón,/ como irnos cayendo desde la piel al alma...
"Caerse de sus (propios)  pies",  es un sintagma oral   
-frecuentemente utilizado en el habla coloquial hispanoamericana- que no es por completo lógico (el lenguaje tampoco lo es en su totalidad) pero que comunica perfectamente la idea de caída libre de un cuerpo. Lógicamente caemos “desde” lo alto, no desde el piso. Por eso hay animales –los llamados rastreros- que habitualmente no pueden caer… O por lo menos eso saben ellos hasta que encuentran las condiciones propicias para su caída, generalmente creadas por otro animal…
Evidentemente nadie se cae, en la realidad convencional, de los pies del otro. Pero cuando utilizamos como matriz o modelo este "sintagma oral cristalizado" y hablamos de: la "caída desde sus propios pies", pretendemos aludir al hecho de un precipitarse desde el cuerpo-organismo, anatómico, físico, material, hasta o hacia una región intensiva, abisal, inmanente, en la que ya está en juego otro tipo de cuerpo: el Cuerpo fenomenológico vivido y/o el Cuerpo sin órganos de Artaud-Deleuze. Este último debe ser entendido como juego de fuerzas y tensiones a lo interno del cuerpo convencional y que, paradójica y simultáneamente, lo desborda y constituye como organismo.

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El Cuerpo sin órganos es la potencia del cuerpo intensivo que encuentra en el huevo, concebido desde el punto de vista de la embriología post-fenomenológica deleuziana, el campo de gradientes, vectores, tensiones, umbrales, en el que se operan devenires-cuerpos. La relación problemática entre organismo y cuerpo intensivo, sería algo relacionado con la naturaleza topológica de la Banda de Moebius, con su continuidad entre el adentro y el afuera.
El cuerpo intensivo no es más que el Cuerpo sin órganos entendido como campo descentrado de manifestación de una única onda o sensación que recorre la multiplicidad de registros o dominios sensoriales y se expresa en ellos de una forma plural. La fenomenología habla, diferenciadamente, de un "desorden de los sentidos" basado en una mezcla de dominios sensoriales distintos, pero totalizados al final del proceso en una unidad sinestésica de las sensaciones.
La concepción del cuerpo sin órganos, niega esta presunta unidad de base fenomenológica del cuerpo vivido, tal como lo concibe un Merleau-Ponty, y afirma una única sensación problemática, atópica, que se resiste a la metafísica de la presencia y se manifiesta, como hemos dicho, en los diferentes registros sensoriales.
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"Caer desde sus propios pies", expresa o significa entonces precipitarse desde el fundamento propio del cuerpo físico -los pies- hacia o hasta el cuerpo intensivo o cuerpo-pensamiento, cuerpo pasional o cuerpo de la sensación como aisthesis o sensación estética.
"Caer desde sus propios pies", es un viaje intensivo hacia los abismos de la carne, desde los "propios" pies. Viaje ontológico deleuziano, kantiano, en pura intensidad. Me caí desde mis "propios" pies -hacia el abismo de lo (im)propio: el Cuerpo sin órganos en el que se descubre una superficie incorporal que testimonia dos cosas, por lo menos: la subida de la profundidad, y/o la caída de la altura sobre la superficie de... ¡la piel!
En verdad, "no hay nada más profundo que la piel" como decía el poeta Valéry. La dimensión mística de La Caída de Satán o de Adán, puede encontrar en este enfoque post-fenomenológico -sin que se niegue por ello lo teológico y lo cabalístico-, una vía interesante de aproximación exegética y hermenéutica.
De lo precipitadamente dicho podemos inferir, que la Voluntad de Poder (Nietzsche) descubre belleza y arte allí donde otros más débiles o empobrecidos -sensorial, cognitiva, ética y estéticamente-, ven simple dolor o fealdad: la trivial o peligrosa evidencia de la magulladura.




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