Por Armando Almánzar Botello
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Cuando uno se expresa o se cae "con o de" su
cuerpo, se expresa o se cae "con o de la carne", entendida ésta en su
carácter meramente anatomo-fisiológico, físico, biológico y convencional.
Cuando uno se expresa o se cae "desde" su cuerpo,
la construcción gramatical "anómala" (el usar la preposición “desde”,
-que expresa el punto de partida espacial o temporal de un objeto, proceso y/o
acontecimiento-, en lugar de la preposición “de”) pone en juego un registro
abisal, vectorial e intensivo de la caída, del cuerpo y de la expresión
corporal, que apunta al espesor "espectral" de un cuerpo digamos
metamórfico, no equivalente a la carne simplemente objetiva, bio-física. En
este sentido, uno puede empezar a caer no sólo “desde los propios pies” sino
desde las rodillas, desde la cintura, desde el tronco, desde el pene, desde la
cabeza, desde la boca, desde el ano.....
Caer, entonces, no es un mero accidente, deviene, ahora:
Acontecimiento-sentido. Seguimos en esto al Gilles Deleuze de "Lógica del sentido" (Lewis Carroll
y la caída del huevo Humpty Dumpty) y luego, al de "Lógica de la
sensación", libro este último de reflexión filosófica y estética sobre la
pintura de Francis Bacon y su estrategia deformante, figural y
anti-representativa.
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Por otra parte, Pablo Neruda dixit, en su poema Sólo la
muerte, refiriéndose a la caída radical que es el morir: ...Como un naufragio
hacia adentro nos morimos/como ahogarnos en el corazón,/ como irnos cayendo
desde la piel al alma...
"Caerse de sus (propios) pies",
es un sintagma oral
-frecuentemente utilizado en el habla coloquial
hispanoamericana- que no es por completo lógico (el lenguaje tampoco lo es en
su totalidad) pero que comunica perfectamente la idea de caída libre de un
cuerpo. Lógicamente caemos “desde” lo alto, no desde el piso. Por eso hay
animales –los llamados rastreros- que habitualmente no pueden caer… O por lo
menos eso saben ellos hasta que encuentran las condiciones propicias para su
caída, generalmente creadas por otro animal…
Evidentemente nadie se cae, en la realidad convencional, de
los pies del otro. Pero cuando utilizamos como matriz o modelo este
"sintagma oral cristalizado" y hablamos de: la "caída desde sus
propios pies", pretendemos aludir al hecho de un precipitarse desde el
cuerpo-organismo, anatómico, físico, material, hasta o hacia una región
intensiva, abisal, inmanente, en la que ya está en juego otro tipo de cuerpo:
el Cuerpo fenomenológico vivido y/o el Cuerpo sin órganos de Artaud-Deleuze.
Este último debe ser entendido como juego de fuerzas y tensiones a lo interno
del cuerpo convencional y que, paradójica y simultáneamente, lo desborda y
constituye como organismo.
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El Cuerpo sin órganos es la potencia del cuerpo intensivo
que encuentra en el huevo, concebido desde el punto de vista de la embriología
post-fenomenológica deleuziana, el campo de gradientes, vectores, tensiones,
umbrales, en el que se operan devenires-cuerpos. La relación problemática entre
organismo y cuerpo intensivo, sería algo relacionado con la naturaleza
topológica de la Banda de Moebius, con su continuidad entre el adentro y el
afuera.
El cuerpo intensivo no es más que el Cuerpo sin órganos
entendido como campo descentrado de manifestación de una única onda o sensación
que recorre la multiplicidad de registros o dominios sensoriales y se expresa
en ellos de una forma plural. La fenomenología habla, diferenciadamente, de un
"desorden de los sentidos" basado en una mezcla de dominios
sensoriales distintos, pero totalizados al final del proceso en una unidad
sinestésica de las sensaciones.
La concepción del cuerpo sin órganos, niega esta presunta
unidad de base fenomenológica del cuerpo vivido, tal como lo concibe un
Merleau-Ponty, y afirma una única sensación problemática, atópica, que se
resiste a la metafísica de la presencia y se manifiesta, como hemos dicho, en
los diferentes registros sensoriales.
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"Caer desde sus propios pies", expresa o significa
entonces precipitarse desde el fundamento propio del cuerpo físico -los pies-
hacia o hasta el cuerpo intensivo o cuerpo-pensamiento, cuerpo pasional o
cuerpo de la sensación como aisthesis o sensación estética.
"Caer desde sus propios pies", es un viaje
intensivo hacia los abismos de la carne, desde los "propios" pies.
Viaje ontológico deleuziano, kantiano, en pura intensidad. Me caí desde mis
"propios" pies -hacia el abismo de lo (im)propio: el Cuerpo sin
órganos en el que se descubre una superficie incorporal que testimonia dos
cosas, por lo menos: la subida de la profundidad, y/o la caída de la altura
sobre la superficie de... ¡la piel!
En verdad, "no hay nada más profundo que la piel"
como decía el poeta Valéry. La dimensión mística de La Caída de Satán o de
Adán, puede encontrar en este enfoque post-fenomenológico -sin que se niegue
por ello lo teológico y lo cabalístico-, una vía interesante de aproximación
exegética y hermenéutica.
De lo precipitadamente dicho podemos inferir, que la
Voluntad de Poder (Nietzsche) descubre belleza y arte allí donde otros más
débiles o empobrecidos -sensorial, cognitiva, ética y estéticamente-, ven simple
dolor o fealdad: la trivial o peligrosa evidencia de la magulladura.
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