"Sin música la vida sería un error." Friedrich Nietzsche
La Danza Húngara # 5 en sol menor, de Johannes Brahms (versión orquestal), pese a su escasa duración, a su extrema y casi dolorosa brevedad, participa de una primordial y rica estructura cíclica que bordea los hermosos misterios abisales del mito y de la leyenda. Fulgurante concreción musical del espíritu híbrido que se agita en las venerables y antiquísimas melodías populares húngaras.
Comienza con el brío nostálgico de un aire popular festivo. Se insinúa, se siente y se intensifica la vibración del espíritu entusiasta de los danzantes que celebran la juventud eterna de la vida...
Pero casi de inmediato, de un modo imprevisto, se filtra en la atmósfera del baile un aire pretérito de nostalgia y melancolía que se ve suspendido con suma rapidez por una puntuación en forte de la masa orquestal... y retorna entonces, renovado, el ímpetu del viento gozoso y jovial de la fiesta.
Así se alternan varias veces ambos motivos -el de la nostalgia punzante y el de la alegría impetuosa-. Alternancia de presente y de pasado, del día y de la noche: corro de los danzantes, anillo y ciclo de las estaciones como círculo de vida, muerte y renacimiento…
En una nueva fase de la muy breve composición, el llamado recurrente de la memoria y la nostalgia obliga y remite a una suerte de aguda y serena meditación lírico-musical sobre la verdad de “la vida-la muerte”.
Esta figura bifronte aparece como lo casi perdido, lo impreciso, como ese algo misterioso que se escapa en las brumas del recuerdo: frágil melodía que insiste y se desliza por el infundado plano sonoro de un cuerpo constituido por 'bloques de recuerdos', por la piel intangible que recubre al sinfondo vacío que la desdibuja...
Nostalgia: “dolor que nos produce la proximidad de lo lejano” (Heidegger), remembranzas desleídas por el tiempo, reminiscencias de alegrías o dolores pretéritos en la gran esperanza del convaleciente.
Nostalgia: evanescentes, vulnerables memorias de otras fiestas y lamentos casi eclipsados en el aire neutro del olvido, de la ausencia, del silencio...
Se crea entonces en la breve pieza musical una íntima atmósfera de pena reflexiva que utiliza las figuras de la repetición, el ritornello, el leitmotiv, para manifestar con brevedad el recurrente y pausado escarceo del pensamiento...
Pero de súbito, el dolor del recuerdo es nuevamente desplazado por el instante impetuoso y afirmativo de la danza, que no es más que el 'hic et nunc' de la existencia, el 'aquí y ahora' de la fiesta vital como retorno y celebración de la energía sobreabundante donde se mezclan de modo activo el gozo y el dolor, la salud y la enfermedad, lo ritual y lo profano…
En un retorno alternativo de 'nostalgia dolorida' y 'júbilo impetuoso', de pasado y presente, de negación y afirmación emotivas, la composición cierra su devenir musical con el motivo del ‘gran sí orgiástico a la vida', santificación sonora de la existencia toda en su infinitud potencial... pasado y futuro convergiendo en el claroscuro vertiginoso de la danza.
Escuchen esta composición musical, amig@s, y mientras la escuchan, mediten en el misterio a pleno albor que es el mundo, en su devenir paradójico, eterno y fugaz, que se remansa en puro ser…
Piensen en quiénes son ustedes, en quiénes son los otros, en lo ganado y en lo perdido, en la vida, en la muerte y en lo eterno, en la enigmática batalla inagotable de los días…
¡Oh Gran Todo que se manifiesta en la vida musical que persevera
–consonante y disonante–, en la vida tumultuosa que fluye vertiginosamente y nos olvida en un duro golpe de silencio, en el goce diáfano y febril de su propia inocencia sin fronteras!
¡Aquí, ahora: en el instante!
¡Salud sobreabundante para tod@s!
20 de febrero del 2010
© Armando Almánzar Botello
Santo Domingo, República Dominicana.
1 comentario:
¡Qué belleza! Me encanta! Gracias por compartirlo, Armando :) !!!
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