domingo, 1 de julio de 2012

"TATE, TATE, FOLLONCICO..."

"La democratización efectiva se mide siempre por este criterio esencial: la participación y el acceso al Archivo, a su constitución y a su interpretación. A contrario, las infracciones de la democracia se miden por lo que una obra reciente y notable por tantos motivos llama Archivos prohibidos."  Jacques Derrida 

"Los escritos vuelan, las palabras permanecen." Jacques Lacan.

                                    

Por Armando Almánzar Botello


Cierto es que Julia Kristeva dijo: "Todo texto es la absorción o transformación de otro texto."

Pero aunque esta idea de la gran pensadora y psicoanalista de origen búlgaro y de lengua francesa esté presente, planteada de otro modo, en múltiples autores que la precedieron, esta particular fórmula verbal es de la autoría de Julia Kristeva.

En el momento en que, por ejemplo, Jacques Derrida o Roland Barthes defienden o teorizan la (des)apropiación textual, la categoría de lo (im)propio, el don sin retorno y/o la inter-textualidad paragramática, por más que citen o glosen a otros autores (
Peirce, Mauss, Diderot…) no firman, en ningún momento, con otro nombre que el de ellos mismos: Jacques Derrida o Roland Barthes… Y si lo hacen (como el Bataille que firmó “Historia del ojo” con el pseudónimo de Lord Auch) se basan en una discreción o reserva estratégica con seguro retorno…

En el mundo moderno, quizá sólo un Franz Kafka realizó la apuesta desmedida, absoluta; prueba, tal vez, de la gran fe que depositaba en el amigo, en el otro, el gran escritor judío-checo. Kafka se jugó la verdad esencial de su condición de autor al situar en manos de su albacea, Max Brod, el fallo de quemar o salvar la casi totalidad de su obra narrativa inédita. ¡Ni Joyce, ni Pessoa, ni Borges asumieron este riesgo en la misma dimensión metafísica que Kafka!

La desapropiación absoluta es la muerte o la disolución del sujeto de la escritura en su función de autor. Asumirla, participa de una cierta ética y de una indudable mística transnarcisista. Este suicidio autorial, de hecho, no lo defendieron nunca ni Maurice Blanchot, ni George Bataille ni Pierre Klossowski, ni Jacques Derrida, ni Michel Foucault… ¡Ni siquiera Nietzsche! Sus obras jamás aparecen firmadas por otros autores que no sean ellos mismos, aunque estos grandes pensadores que mencionamos hayan “regalado” el tiempo, la muerte, las ideas… No obstante: ¿quién sabe con certeza la verdad de lo acontecido?

El PODER (des)apropia, (ex)propia (J. Derrida); no sólo el anonimato pululante nos hurta de nosotros mismos, nos arrebata el fruto de nuestros desvelos...

Dejo aquí esta cita de mi texto JACQUES LACAN EN REPÚBLICA DOMINICANA:

"Como se puede ver, el asunto no es de "creatividad verbal caprichosa" sino de una problemática concreta que, apoyada en la experiencia clínica permite estructurar su propio territorio teorético susceptible de "importaciones conceptuales" filosóficas, pero cerrado a un manejo caprichoso y meramente “intuitivo” de términos mal "a-similados".

Así también sucede en los ámbitos de la poesía y del arte en general.

Nadie se saca de la manga, por industria de la prestidigitación o el azar, un poema o un ensayo que coincida de un modo absoluto, literalmente (o casi en su totalidad) con otro texto. Eso no lo logra ni el mismo autor del discurso 'original' en otra etapa o momento ulterior de su proceso creativo.

Creo que la publicación de un escrito en los medios virtuales (independientemente de que los autores registren o garanticen legalmente sus derechos de propiedad antes de publicar sus obras, virtual o físicamente: copyright ©, ISBN…) implica una suerte de control y garantía parciales contra el plagio.

Todo texto literalmente "robado" en el mundo físico o virtual podrá funcionar de modo auténtico en términos de derecho, es decir, como atribuible a un particular autor, ¡hasta que alguien descubra o denuncie su condición de plagio, de hurto, de robo, y se aporten, en este sentido, las pruebas correspondientes! Sólo puede existir el plagio textual, de una forma secreta, subrepticia. Algunos dirán que la literatura es por definición el reino del secreto… pero hay secretos y secretos…

Un texto se encuentra suspendido en un proceso particular que corresponde a un sujeto de la escritura y su concreta historicidad, en una trayectoria, en una estrategia que no se circunscribe a la mera emergencia, simplemente contingente, de un producto político-literario coyuntural.

Otra cosa muy distinta son las coincidencias, matemáticamente posibles, entre sintagmas cristalizados… o de poca complejidad.

¡Pero el plagio de páginas o párrafos completos, de zonas significativas de un texto poético, revela, de inmediato, la catadura del plagiario, del estafador oportunista!

A principio de los años noventa, por ejemplo, no figuraba en la Internet el sintagma “CAZADOR DE AGUA”, título de un relato de mi autoría y que da nombre a mi Blog.

Ese nombre, CAZADOR DE AGUA, registrado y publicado por mí hace largos, muy largos años (antes de hacerlo, incluso, con mi libro homónimo que reposa en múltiples bibliotecas de los Estados Unidos y de Hispanoamérica), ahora aparece, sin embargo, quizá descaradamente, hasta en títulos de documentales elaborados en el extranjero…

Pero esa concomitancia nominal podría tratarse, al margen del problema antropológico del zahorí, de una simple coincidencia producida en un mundo postmoderno en el que todo, desde los elefantes hasta la iluminación mística, se caza en buena lid… ¡Bueh!

No es difícil determinar la precedencia de un texto sobre otro (por más voluntad perversa de alterar las fuentes que haya en ciertos epígonos y advenedizos que pretenden presentarse, apandillados, como los geniales precursores de todo).

La frigidez textual y/o intelectual será siempre frigidez constatable (en un careo verbal, por ejemplo) por más que dicha impotencia pretenda utilizar máscaras barrocas de gloria y presunción.

Pero al final, sólo queda, si es que permanece, el texto concreto, aunque su legítimo autor no sea el que los lectores reconozcan como 'los William Shakespeare' del poder poético-administrativo, ‘confabulatorio’ y triunfante.

Hay aquí, desde luego, lo que Jacques Derrida señalaría como un problema de CONTROL POLÍTICO SOBRE LOS DOCUMENTOS DEL ARCHIVO Y LA DETERMINACIÓN DE SUS PROTOCOLOS DE INSCRIPCIÓN O REGISTRO.

Muchas veces, se ha pretendido dar legitimidad al hurto mediante EXPEDIENTES PSEUDOLEGALES O PRESTIGIOS COYUNTURALES DE GRUPOS DE PODER... O SIMPLEMENTE, APELANDO A LA INVISIBILIDAD PROVISIONAL DEL ANONIMATO PROMISCUO.

No obstante, para el grave problema de las autorías y las periodizaciones en un mundo postmoderno de hurto y simulacro, ahí están los textos concretos y publicados (incluso manuscritos), las pruebas técnicas novísimas de datación de documentos, los testigos privilegiados o garantes de la fecha en que fueron escritos ciertos textos... Y sin embargo...



© Armando Almánzar Botello.
Santo Domingo, República Dominicana.

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