sábado, 20 de octubre de 2012

HILO DE LA CARNE. (Cabeza de Bacon I)

¡Estúpido el Poeta, Gran Amo de la Nada:
metafísico exégeta del Hambre! 


                                                                      Francis Bacon. Cabeza I. 1948.


Por Armando Almánzar-Botello 

A Don Mario Vargas Llosa, admirador de Francis Bacon.


No logra solo el Tedio escribir sin un metrónomo. No puede abrir su cuerpo sin la música el Deseo. Áspero el sudario en la fiebre lo presiente. 

Oscuros torreones del Ego acorralado sienten miedo por los bordes: hay grafemas derretidos, óleoputrefactos.

Muy vivos los tejidos del origen lo respiran: metastásica, ekfrástica ectoplasmia... Con ellos el pintor envuelve amantes de su enigma: ¡polimorfo transmuta y se libera!

Mordida por el garfio turbulento y por la espina, rota página herida su carne atormentada, desolada otra figura en letras lo desangra. Al fin lo escribe al viento.

No puede solo el miedo en mangas de camisa decir sobre una mesa delirante su paraguas. No puede. No alumbra con navajas la memoria —caracol de baba negra— espiral manierista del misterio…

El ritmo es decisivo si marca los aullidos… ¿la Voluntad de Forma?...

¡Estúpido el Poeta, Gran Amo de la Nada: metafísico exégeta del Hambre!

El hombre solitario de labios mutilados y lengua serpentina, quebrado el verbo impúdico, tinieblas la ventana, grita lo siniestro vacío de sentido cojeando en 3x4 el horror en su aventura.

Luna es gato putrefacto a través de las persianas…

Arde un hombre solitario y la noche lo amenaza: fría sombra gigantesca y su rumor de rascacielos. El Metro es la serpiente subterránea con faroles que lo arrastra prisionero y veloz hacia el Infierno…

Cama descompuesta, rostro y toro confundidos, vuela furia por la frente hasta la boca convulsiva.

Sangra el hilo de la carne los amarres viscerales: Tigre y Minotauro junto al Cíclope del miedo. Pero hay huesos lacanianos, litorales de la letra... cirugías... 


Abierto lo (im)posible: Eterno es el Retorno del Espectro en la Memoria, el derrumbe indestructible del Olvido.

En noches rojizas por espesos augurios —vapores arcaicos de la sangre— se mira su otro yo el hombre pensativo. Inventa los balcones, un astro esquizofrénico, límpido y barbado cazador de los espejos…

En el décimo piso de la muerte, las aristas de su cuarto alucinante fosforescen.

Asomado a la ventana, bebiendo la tiniebla, Bufón equilibrista se ríe del vacío: túnel que vomita lodo de cloaca y sombra infame de guarida.

Camina el pensamiento por la ruta de lo incierto. Delira una violenta belleza en la basura…

Y el arte alza el vuelo, levanta catedrales contra el tiempo y el olvido: negros cubos beckettianos del desastre…

Lenta cama del insomnio, escrita cara desgarrada, sube rabia por la frente hasta la boca vengativa.

Si la mano de la noche apaga la bombilla: fríos dientes carniceros desangran luz de luna.

¿Dónde habita el gran fulgor, el Otro herido?...


Noviembre de 2006



Tumoración textual en versión retocada extraída del libro:

Francis Bacon, vuelve. Slaughterhouse’s Crucifixion
Editora Ángeles de Fierro, 2007, San Francisco de Macorís, R.D. 
Páginas 18 y 19. 


© Armando Almánzar-Botello
Santo Domingo, República Dominicana


                                                 Francis Bacon. Tres estudios para una crucifixión. 1962.


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