martes, 26 de febrero de 2013

LA GUARIDA. Texto Rizomático

"[...] Cada día, poco después de la lenta y agobiante caída del sol por detrás de los altos edificios, criaturas bestiales desgarradas por la sed y la filosa conciencia de su propia deformidad, emergen sigilosas, cubiertas de cenizas y lodo putrefacto, de las profundas galerías subterráneas que tejen un rizoma en los cimientos de la construcción donde vivo [...]

Armando Almánzar-Botello. Cazador de Agua. (Fragmento). 


Por Armando Almánzar-Botello

A Sandra Hued Namías


He terminado la guarida y parece que ha quedado bien
Franz Kafka



Hay animales que borran el rastro al entrar y salir de su guarida. 
No me habita criatura alguna de esa especie artera. ¡Nunca!

Cuando entra un hocico en mi húmedo vientre
(—¡Llegó el Otro, Alguien, el Huésped!—, me digo)
órganos extraños con lentitud me palpan.

Sigiloso testigo en los bajos fondos
de mi vida indescrita, chorreante,
él piensa y explora mi soledad arcaica
de tierra originaria.

Entonces, yo, cubil taciturno,
tiemblo y aguardo---------------------------
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Entra primero el macho, seguido de la hembra.
Olfatean cautelosos la penumbra, se chillan quedamente
sus mensajes turbios…
Arrebatados por la furia sexual en su profundo sumidero
los huéspedes copulan.
Cubiertos por el denso y fogoso vapor de sus instintos
no temen a los dientes de los depredadores fríos ¡Nunca!
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¿Y tú, Tercero, quién eres?
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Cambio ahora y arrojo —fatalidad sangrante—,
mis huellas inciertas al lodo.
Un golpe de miedo no abolirá la muerte.

Me despojo en silencio de mi sombra. Es noche alta.
Sólo queda en el umbral de la madriguera un brillo
neutro de letras…

Y será el Otro, tal vez, quien descifre los diagramas del rizoma:
huellas,
            gradientes y vectores de la fuga
como en el lienzo mágico de un pintor chamánico.

Persigo al que me persigue y me ofrezco sin decoro
—ardiente víctima ignota en horrible sacrificio—,
a la mordedura de la culebra nocturna —imponente, sagrada,                                                      pavorosa.
¡Tú no lo imaginas, ojo de la superficie, no lo puedes concebir!

En conexión intensa con la trama oscura de la carne,
la guarida es el hueco que palpita, ¡oh terrible hombre de las ratas!
con soplos y escrituras profanadas.

En ella, lentamente,
bestiales criaturas de fósforo innombrable
brillan goces del abismo, transfiguraciones tangibles.

En ciertas ocasiones,
buscando la verdad reprimida de su origen/ 

secretamente alguien acude a las cloacas, 
                                                                 retretes y viejas escaleras.
Límenes donde la vida dialoga silenciosa con lo incierto.
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Pero basta ya de preámbulos:
¡Soy la Madriguera feroz que ahora escribe su misterio!

Descuartizo los cuerpos animales que me habitan.
Escupo con furia su tragedia banal y los huesos
de los seres insondables.

Mas no tienes nada que temer, sabandija del exilio.
Sólo cuídate de mi ternura.

¡Soy la boca ensangrentada de Cristo en la caverna!






Versión en francés de este texto: Espèce de traître...!


© Armando Almánzar-Botello 
Santo Domingo, República Dominicana.




ADENDA. Lunes 6 de enero, 2014.

LAS GUARIDAS…


En su genial relato “Der Bau”, traducido diversamente como “La Madriguera”, “La Construcción”, “La Guarida”… Franz Kafka narra y describe, desde el punto de vista de un extraordinario, pertinaz y reflexivo animal (probablemente un lúcido topo), la construcción, realizada por dicha criatura, de una singular morada-refugio sometida en todo el transcurso de la referida historia a un riguroso y detallado análisis, cuasi hermenéutico-textual, de sus posibilidades de alojamiento, estratificación, salvaguardia y fuga.

El complejo lugar, descrito por la misma inquietante y familiar bestezuela, es un laberinto crucial y defensivo, una territorialidad subterránea y lúdica, un “rizoma” protector con sus múltiples posibilidades, galerías, pasadizos y espacios... ¿Metáfora sorprendente de la edificación de una obra literaria o creativa entendida como albergue provisorio contra las embestidas de la muerte, la contingencia y el olvido, factores cuya procedencia los humanos atribuyen, casi siempre, a una supuesta exterioridad amenazadora?... Work in Progress and Crack-Up…

En el poema de mi autoría “La Guarida. Texto rizomático”, homenaje modesto a la obra de Kafka, la perspectiva de lo insólito varía un poco y se incluye también el punto de vista de la madriguera misma... Ese recurso, utilizado desde el principio del texto, crea una falsa intimidad entre el lector y la voz poética fragmentada, voz en efecto plural, ambivalente, a ratos un tanto siniestra, polifónica, o por lo menos bifronte... 


El texto poético pretende funcionar como máquina textual de enmascaramiento y desenmascaramiento estético-pulsional, como escenificación rizomática, dramático-política, erógeno-laberíntica. Cartografía de fuerzas, constructos y verdades ligadas a diferentes puntos de vista de apreciación sobre el cuerpo, la extranjería, el sí-mismo y el otro, el adentro y el Afuera, lo sagrado y lo profano, lo arcaico y lo presente, la memoria y el olvido, el misterio, el mal y lo abyecto, la palabra con su ruido y su silencio, lo indígena y lo alienígena, el lugar y el no-lugar, la sexualidad y el género, la ley, el devenir-animal, "la vida la muerte" (J. Derrida), el trabajo creativo y el contrato (in)humano de convivencia en el seno de un socius transhistórico-mutante. 

La Guarida”: Juego diferencial entre “pliegue-despliegue y repliegue” (M. Foucault, G. Deleuze), “territorialidad-desterritorialización y reterritorialización” (Deleuze-Guattari).

El texto en cuestión pretende ser una meditación poética, en lúcida y dosificada embriaguez, sobre las fronteras existentes entre aquello nombrado y conocido como “local”, y la inconmensurable magnitud de la “comarca”: Micro-topología textual de mediación entre lo “cerrado” y lo “abierto”, entre “mundo” y abismo de la “tierra”. (M. Heidegger),

El breve poema pretende constituir, entre otras cosas, una reflexión artística sobre la dualidad del biopoder, sobre la hipocresía de una dúplice política de los límites, de una estrategia imperial (neo-colonialista, si se quiere) y de un cierto pseudo-cristianismo falsamente humanitario, que finalmente reclama sus víctimas…

Los poderosos que simulan bondad y solidaridad, aquellos que aparentan dar albergue y protección a los desamparados 
a los pobres entendidos por los Amos Plutócratas tan sólo como “biomasa” aprovechable, como mera vida desnuda susceptible de explotación, hablan cínicamente de "derechos humanos" y de respeto a la vida, pero amenazan con su ambición monstruosa la ecología del planeta, abandonan en lo esencial a las poblaciones que sufren, a los inmigrantes y/o extranjeros, y desconocen la terrible verdad del otro desgarrado y sufriente...

"La Guarida" es un sencillo poema sobre el misterio abismal de la vida vulnerable, dañada (T. Adorno) y los orígenes problemáticos del ser. Onto-biografía discreta de aquellos hombres anónimos que padecen el exilio, la explotación, la violencia, principalmente en el seno de las Grandes Metrópolis, y, en ciertos casos paradójicos no poco frecuentes, en su "propio" o supuesto país de origen.

El poema dibuja una aproximación escritural a los denominados seres "extraterritoriales": aquellos desposeídos del terruño, de su lengua, de su fuerza de trabajo, de su cuerpo gozante...

La escritura de "La Guarida" encarna un precario y persevarante intento de indagar en lo humano vulnerable y abisal, en esa (in)humanidad constituyente del prójimo en su calidad enigmática de Cosa (Das Ding), de “sujeto fronterizo en éxodo y exilio” (E. Trías). Dicha meta se pretende alcanzar a través de cierta potencia de revelación propia de mi particular decir estético, de una imaginación poética sobria transida por la humildad, el horror y el asombro…

La Guarida. Texto rizomático”: Intento de sondear el secreto primordial y sin fondo que constituye el acto de “escritura caósmica y oblicua”, en su sentido más fuerte…

Dice el poema en la incandescencia de sus versos finales, como terrible verdad revelada:

«¡Soy la Madriguera feroz que ahora escribe su misterio! // Descuartizo los cuerpos animales que me habitan. / Escupo con furia su tragedia banal y los huesos / de los seres insondables. // Mas no tienes nada que temer, sabandija del exilio. / Sólo cuídate de mi ternura. // ¡Soy la boca ensangrentada de Cristo en la caverna!»





© Armando Almánzar-Botello.
Santo Domingo, República Dominicana.

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