Jacques Lacan
Psicoanalista y filósofa Monique Schneider
Por Armando Almánzar-Botello
Por Armando Almánzar-Botello
En respuesta a la posición estratégica asumida por Jacques Lacan frente al auditorio de su primer Seminario “Los escritos técnicos de Freud. 1953-1954”, (Editorial Paidós, Barcelona, 1981), posición en la que nuestro "Mallarmé del psicoanálisis" aún defendía una supuesta pureza de lo Simbólico libre de ‘"escorias imaginarias", analógicas, pureza susceptible de ser regulada o transmitida por la Máquina Cibernética y su codificación binaria, Octave Mannoni, Jean-Bertrand Pontalis, Serge Leclaire, Claude Lévi-Strauss y Jean Hyppolite, entre otros, se opusieron al "corte tajante" que en dicho primer tiempo lógico de su pensamiento Lacan intentaba realizar entre lo "Imaginario sensible" y la "pureza Trascendental de lo Simbólico binario". Debate a lo Wittgenstein, como señala con pertinencia Monique Schneider, entre una posición filosófica "formalizante" (Lacan) y una dimensión teórica "vitalizante" (Mannoni y otros).
Esa originaria posición lacaniana con respecto al Orden Simbólico hipostasiado, concebido como máquina homeostática regulada por la armonía pitagórica del número, fue progresivamente abandonada por el psicoanalista francés, quien se va abocando, con el desarrollo parsimonioso de su teoría y de una experiencia clínica concreta, a la elaboración de categorías como "significante", "goce", "letra", "semblante", "objeto metonímico (a)", "lalangue", "inconsciente real", "sinthome", "real imposible", etc. etc., que problematizan radicalmente este punto de partida centrado en el Otro simbólico como garante absoluto de la verdad y lugar ocupado por el Analista en el seno de la relación transferencial.
El aparato psíquico viene a constituir entonces para Lacan, más que una máquina armónica de lo simbólico, esa máquina deseante de la errancia perpetua y de las territorialidades provisorias, trabajada por la potencia disruptiva de lo Real inabordable. DEVENIR = SER.
Con mucha posterioridad a este Seminario I de 1953-54, Lacan hablará de la imposibilidad de evitar la contaminación de los tres registros: "imaginario", "simbólico" y "real" (Nudo Borromeo), y terminará planteando la transformación del "Inconsciente Freudiano" en "Lalangue" y/o "L’une-bévue" (sintagma lacaniano en francés, este último, procedente, por homofonía, del "Unbewusst" freudiano –"Inconsciente"- y traducido al español como "Unembuste", por Néstor A. Braunstein).
Con mucha posterioridad a este Seminario I de 1953-54, Lacan hablará de la imposibilidad de evitar la contaminación de los tres registros: "imaginario", "simbólico" y "real" (Nudo Borromeo), y terminará planteando la transformación del "Inconsciente Freudiano" en "Lalangue" y/o "L’une-bévue" (sintagma lacaniano en francés, este último, procedente, por homofonía, del "Unbewusst" freudiano –"Inconsciente"- y traducido al español como "Unembuste", por Néstor A. Braunstein).
Consumación de la ruptura con el Discurso de la Ciencia, con la pretensión de atrapar lo Real imposible en una estructura lógico-matemática o lingüística.
Lacan, al arribar a esta fase de su pensamiento, se planteará el momento final de la cura como un ‘contrapsicoanálisis’, orientado a impedir la hipóstasis de lo simbólico, efecto posible de la interpretación, y a permitir al analizado, entendido como "parletre" (hablante-ser: correlato de "lalangue"), sostener cierta apertura a lo Real por medio de un "savoir-y-faire avec son sinthome" (saber hacer ahí con 'su' sinthome).
Lacan, al arribar a esta fase de su pensamiento, se planteará el momento final de la cura como un ‘contrapsicoanálisis’, orientado a impedir la hipóstasis de lo simbólico, efecto posible de la interpretación, y a permitir al analizado, entendido como "parletre" (hablante-ser: correlato de "lalangue"), sostener cierta apertura a lo Real por medio de un "savoir-y-faire avec son sinthome" (saber hacer ahí con 'su' sinthome).
No obstante, Jacques Derrida, en varias zonas de su obra, señala en ciertas categorías lacanianas: "falo simbólico", "verdad como palabra plena", "indivisibilidad de la letra", etc., su compromiso con la Tradición Metafísica Occidental "Falogo-fono-céntrica".
En el contexto de una muy posterior meditación sobre lo simbólico tal como se aborda en el primer seminario de Lacan a que hemos hecho referencia, nos dice la psicoanalista y pensadora francesa Monique Schneider:
En el contexto de una muy posterior meditación sobre lo simbólico tal como se aborda en el primer seminario de Lacan a que hemos hecho referencia, nos dice la psicoanalista y pensadora francesa Monique Schneider:
"¿Quién ha pronunciado el decreto que asigna al triángulo su lugar, ya sea en las tinieblas exteriores de lo empírico clavado a lo imaginario, ya sea en el orden trascendente de lo simbólico? El Maestro sólo está ahí para ratificar el juicio último que la Máquina preside. El Maestro (Amo) y la Máquina: dos figuras en apariencia antitéticas pero quizá subterráneamente solidarias. Nueva Pitonisa, la Máquina necesita de un mediador para descifrar los juicios que ella pronuncia, juicios que serán el fruto, o bien del poder soberano de uno solo, o bien del más extremo anonimato [corporativo]." Monique Schneider.
"Trascendencia de lo simbólico. Un platonismo decapitado". Ensayo incluido en: "¿RETORNO A LACAN? La nueva controversia". Jacques Sédat y otros. Editorial Gedisa, Barcelona, 1982, página 221.
Utilizando las vías del dominio indiscriminado ejercido por el biopoder y la “tecnociencia sin conciencia”, el gran capital vendría, eventualmente, a dar su actualidad más terrible y siniestra a determinadas aristas destructivas presentes en esa tradición imperialista y falogocéntrica.
A pesar de los elementos metafísicos rastreados por Derrida, Lacoue-Labarthe y otros, en la obra de Jacques Lacan, ésta se desmarca de los aspectos destructivos del discurso capitalista y de los mercados, y se constituye, por el contrario, en uno de los más afinados medios para la exploración crítica de los diversos regímenes de goce que operan en el complejo panorama de la tardomodernidad.
© Armando Almánzar-Botello
Santo Domingo, República Dominicana.
Santo Domingo, República Dominicana.
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