"Juego de pelota de las constelaciones." Octavio Paz
"Apenas él le amalaba el noema, a ella se le agolpaba el clémiso y caían en hidromurias, en salvajes ambonios, en sustalos exasperantes." Julio Cortázar
Por Armando Almánzar-Botello
Su luz golpearon en mi frente pre-divinidades lésbicas.
Arañaron su escritura fricativa-frotativa en mi pecho bifurcado
filo-sáficas histéricas.
Esquizo-arañas tejedoras admiradas
por Charcot,
Bleuler,
Sigmund Freud.
Jacques Lacan
o Gilles Deleuze...
Anverso y reverso de un Arcano... ¡Ay, puritano André Breton, disgustado con Artaud
y su máquina sin órganos del cuerpo:
turbulencia de la carne indescrita que se monta
en la inédita osamenta trepidante!
¡En fin!: eso no importa...
Sabiamente alumbraron las muchachas —dijo Nietzsche—,
los enigmas deletéreos del amor en su locura y el textema...
Deseaban su exclusivo aposento en el conyuguio, mas volaron
algunas de su mente la meta y los motivos de tener un cuarto proprio.
Querían ser Virginia Woolf, Sylvia Plath, Alejandra Pizarnik
o Frida Kahlo...
pero sin riesgos....
¡Psico-teo-cosmo-muerte fono-logo-falo-céntrica!
Y luego estalla La Verdad y La Mujer tachado el "La" por fin no existe...
¿Crimen de Guerra?
¿Androcéntrico racismo erótico-epistémico?
¿Argumento adverecundiam?
Jacques Lacan o Gilles Deleuze: ¿Magister Dixit?
¡No!
Ellos criban la grafía con la clínica la mística Don Juan
y el texto erógeno:
bosque ardido a través de la ventana por el fuego pulsional
y sus bisagras...
Diferentes notas rotas:
Dicen ellas para el ciego ser Giocondas del in-jeto /
esquizo-histéricas muchachas con su Adentro en el Afuera.
Sigilosos maniquíes tramando su revuelta...
Yo las amo en las vitrinas dulcemente con sus máscaras.
.........................................................................................
Incansable de furor brilló el íncubo ya místico.
Inicua su mirada tribal y turbulenta
bebió néctar oscuro en ritos tribadistas.
¡Labradas joyas brunas por la página cayendo!...
¡Qué banal es la trastienda!
Alguien mete la nariz y la conciencia en la manigua /
sólo allí donde sospecha que dos brillan pasión helicoidal,
entrelazadas, /
y ocupan tres ardiendo el atópico placer,
fugitivamente incierto,
del sagrado animal de la inocencia
y la revuelta.
Hondo cauce perfumado y causa titilante,
y el objeto frutal de un deseo intransferible para el goce,
pequeño brillo sin lugar en el ávido mortal
no escrito casi el beso como un golpe todavía, /
cegado por la imagen de las diosas desnudas /
lenguas repetidas /
gimiendo negra luz en las pantallas del espanto...
Don Juan y La Virgen de la Ausencia en la furia del deseo se despojan
—animales acoplados con brío cefalópodo libidinal-intenso,
los mismos que sabían fluyendo voluptuosos
descifrar las letras-vértigos de tinta sicalíptica,
los agujeros negros,
en sábanas tejidas con demencia imperturbable,
—texto cósmico sutil rabioso de latidos—,
a rítmico batir de postes de neón que marcan el sinfín
de oscuros órganos ardiendo... /
en el pre-tálamo...
Amorfas criaturas vaporosas derribando
su esplendor sobre yacijas digitales de un infierno /
banal, presumido, cibernético, /
en ritos mugrientos de hoteluchos desolados,
adulterios y desastres postmodernos... /
en el pos-tálamo—.
¡Jo! ¡Pero no importa!
Ciertas niñas todavía cuasi-atómicas y místicas
no entienden la leyenda.
¡Atónitas lo temen, lo gritan y lo escriben!
No infieren la belleza de la fábula inmanente: salvífica evidencia
de lo hermético.
Nadie sé de quién narró:
¡Eterno es el Retorno en lo que nunca más retorna!
En un rito eleusino que deviene un striptease primordial
en la Caverna:
La Virgen y Don Juan hacen fogata de la tarde /
y lo real de otro semblante voluptuoso /
grafema roto que se abisma /
bordeando el objeto perdido del deseo
fulgura su Bien alto /
siempre casi oscuramente…
¡Agalma!
Allí Don Juan oscila o retrocede veloz /
como Ninguno.
Desandando limpiamente hacia el misterio,
hacia el área de la sombra que resguarda en la caja de bateo /
cuando evita el traumatismo pectoral,
¡quizá cráneo-encefálico!,
abstracto movimiento en caja negra que dibuja
poderoso el jugador de turno ante una bola /
celeste por insomnio /
lanzada con fuerza de tornado muy adentro…
El ser halla refugio en lo absoluto del instante.
Mujer sobre mujer sobre mujer sobre mujer...
gime ardiendo furia el viento...
¿La página está en blanco de toda trascendencia /
o se alza dignamente con el santo y la limosna? .............................................................................................
El ego del sufí, sencillamente,
se derrumba en aletazos de vértigo y fonemas.
El derviche gira, gira / y vislumbra ya otro mundo
en las tinieblas del diamante.
.............................................................................................
¡Al fin brilla la noche!
Una luna carmesí ahora despierta…
Cada uno casi juega con las llaves de su auto.
El Puente Duarte ruge.
La ciudad es Minotauro eviscerando el cuerpo-límite.
No hay objeto trascendente al deseo perfumado,
ni belleza, ni horizonte de justicia, si no duele transida su verdad
a puro enigma…
Blanco arcano de la perla indescifrada que persiste...
Mar Caribe...
El resto es puro hastío / caído y maculado de bruces cuando el cielo / no alcanza en su delirio ensombrecido /
fulgor propio de relámpago, /
ni existe armonía circulando con la sangre y su escritura rotamente cautelosa, /
ni palpita hogar de luz a pesar de los guarismos
que acontecen algebraicos
—¡tántrico-libido-trascendentes!—,
en la incógnita piel de la caricia y el milagro:
pulsional (des)dicha insomne...
No hay fiesta verdadera del cuerpo desolado allá en el tálamo sufriente /
olvidado por el sueño, el deseo y sus inventos...
Está sola y ausente de sí en su desierto la carne (im)proferida...
No hay objeto perfumado del deseo, /
no hay promesa, /
que hoy no duela su verdad golpeando a puro enigma…
La ciudad es Minotauro corneando el horizonte...
Pido a un mozo de Paco's una copa /
de tinto vino espeso...
De nuevo la tiniebla se desgreña en los espejos.
Fosforescen de bacantes la libido y su floresta...
Cuando enciende su palabra catedral de vulvas negras
ríe orgasmos laberínticos la noche...
An open book and empty cup /
on the marble table-top.
¡Danza loca la escritura su derrumbe funerario!
1983-2011
© 2012
Texto retocado en mayo de 2013
© Armando Almánzar-Botello
Santo Domingo, República Dominicana.
"Sometimes you end up in a slough no matter what happens."
John Ashbery
Por Armando Almánzar-Botello
Su luz golpearon en mi frente pre-divinidades lésbicas.
Arañaron su escritura fricativa-frotativa en mi pecho bifurcado
filo-sáficas histéricas.
Esquizo-arañas tejedoras admiradas
por Charcot,
Bleuler,
Sigmund Freud.
Jacques Lacan
o Gilles Deleuze...
Anverso y reverso de un Arcano... ¡Ay, puritano André Breton, disgustado con Artaud
y su máquina sin órganos del cuerpo:
turbulencia de la carne indescrita que se monta
en la inédita osamenta trepidante!
¡En fin!: eso no importa...
Sabiamente alumbraron las muchachas —dijo Nietzsche—,
los enigmas deletéreos del amor en su locura y el textema...
Deseaban su exclusivo aposento en el conyuguio, mas volaron
algunas de su mente la meta y los motivos de tener un cuarto proprio.
Querían ser Virginia Woolf, Sylvia Plath, Alejandra Pizarnik
o Frida Kahlo...
pero sin riesgos....
¡Psico-teo-cosmo-muerte fono-logo-falo-céntrica!
Y luego estalla La Verdad y La Mujer tachado el "La" por fin no existe...
¿Crimen de Guerra?
¿Androcéntrico racismo erótico-epistémico?
¿Argumento adverecundiam?
Jacques Lacan o Gilles Deleuze: ¿Magister Dixit?
¡No!
Ellos criban la grafía con la clínica la mística Don Juan
y el texto erógeno:
bosque ardido a través de la ventana por el fuego pulsional
y sus bisagras...
Diferentes notas rotas:
Dicen ellas para el ciego ser Giocondas del in-jeto /
esquizo-histéricas muchachas con su Adentro en el Afuera.
Sigilosos maniquíes tramando su revuelta...
Yo las amo en las vitrinas dulcemente con sus máscaras.
.........................................................................................
Incansable de furor brilló el íncubo ya místico.
Inicua su mirada tribal y turbulenta
bebió néctar oscuro en ritos tribadistas.
¡Labradas joyas brunas por la página cayendo!...
¡Qué banal es la trastienda!
Alguien mete la nariz y la conciencia en la manigua /
sólo allí donde sospecha que dos brillan pasión helicoidal,
entrelazadas, /
y ocupan tres ardiendo el atópico placer,
fugitivamente incierto,
del sagrado animal de la inocencia
y la revuelta.
Hondo cauce perfumado y causa titilante,
y el objeto frutal de un deseo intransferible para el goce,
pequeño brillo sin lugar en el ávido mortal
no escrito casi el beso como un golpe todavía, /
cegado por la imagen de las diosas desnudas /
lenguas repetidas /
gimiendo negra luz en las pantallas del espanto...
Don Juan y La Virgen de la Ausencia en la furia del deseo se despojan
—animales acoplados con brío cefalópodo libidinal-intenso,
los mismos que sabían fluyendo voluptuosos
descifrar las letras-vértigos de tinta sicalíptica,
los agujeros negros,
en sábanas tejidas con demencia imperturbable,
—texto cósmico sutil rabioso de latidos—,
a rítmico batir de postes de neón que marcan el sinfín
de oscuros órganos ardiendo... /
en el pre-tálamo...
Amorfas criaturas vaporosas derribando
su esplendor sobre yacijas digitales de un infierno /
banal, presumido, cibernético, /
en ritos mugrientos de hoteluchos desolados,
adulterios y desastres postmodernos... /
en el pos-tálamo—.
¡Jo! ¡Pero no importa!
Ciertas niñas todavía cuasi-atómicas y místicas
no entienden la leyenda.
¡Atónitas lo temen, lo gritan y lo escriben!
No infieren la belleza de la fábula inmanente: salvífica evidencia
de lo hermético.
Nadie sé de quién narró:
¡Eterno es el Retorno en lo que nunca más retorna!
En un rito eleusino que deviene un striptease primordial
en la Caverna:
La Virgen y Don Juan hacen fogata de la tarde /
y lo real de otro semblante voluptuoso /
grafema roto que se abisma /
bordeando el objeto perdido del deseo
fulgura su Bien alto /
siempre casi oscuramente…
¡Agalma!
Allí Don Juan oscila o retrocede veloz /
como Ninguno.
Desandando limpiamente hacia el misterio,
hacia el área de la sombra que resguarda en la caja de bateo /
cuando evita el traumatismo pectoral,
¡quizá cráneo-encefálico!,
abstracto movimiento en caja negra que dibuja
poderoso el jugador de turno ante una bola /
celeste por insomnio /
lanzada con fuerza de tornado muy adentro…
El ser halla refugio en lo absoluto del instante.
Mujer sobre mujer sobre mujer sobre mujer...
gime ardiendo furia el viento...
¿La página está en blanco de toda trascendencia /
o se alza dignamente con el santo y la limosna? .............................................................................................
El ego del sufí, sencillamente,
se derrumba en aletazos de vértigo y fonemas.
El derviche gira, gira / y vislumbra ya otro mundo
en las tinieblas del diamante.
.............................................................................................
¡Al fin brilla la noche!
Una luna carmesí ahora despierta…
Cada uno casi juega con las llaves de su auto.
El Puente Duarte ruge.
La ciudad es Minotauro eviscerando el cuerpo-límite.
No hay objeto trascendente al deseo perfumado,
ni belleza, ni horizonte de justicia, si no duele transida su verdad
a puro enigma…
Blanco arcano de la perla indescifrada que persiste...
Mar Caribe...
El resto es puro hastío / caído y maculado de bruces cuando el cielo / no alcanza en su delirio ensombrecido /
fulgor propio de relámpago, /
ni existe armonía circulando con la sangre y su escritura rotamente cautelosa, /
ni palpita hogar de luz a pesar de los guarismos
que acontecen algebraicos
—¡tántrico-libido-trascendentes!—,
en la incógnita piel de la caricia y el milagro:
pulsional (des)dicha insomne...
No hay fiesta verdadera del cuerpo desolado allá en el tálamo sufriente /
olvidado por el sueño, el deseo y sus inventos...
Está sola y ausente de sí en su desierto la carne (im)proferida...
No hay objeto perfumado del deseo, /
no hay promesa, /
que hoy no duela su verdad golpeando a puro enigma…
La ciudad es Minotauro corneando el horizonte...
Pido a un mozo de Paco's una copa /
de tinto vino espeso...
De nuevo la tiniebla se desgreña en los espejos.
Fosforescen de bacantes la libido y su floresta...
Cuando enciende su palabra catedral de vulvas negras
ríe orgasmos laberínticos la noche...
An open book and empty cup /
on the marble table-top.
¡Danza loca la escritura su derrumbe funerario!
1983-2011
© 2012
Texto retocado en mayo de 2013
© Armando Almánzar-Botello
Santo Domingo, República Dominicana.
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