miércoles, 14 de agosto de 2013

POÉTICA DE LA SENSACIÓN

¿Pensar-escribir con el cuerpo?: viajar al extraño corazón de la selva, ser engullido por un ofidio, y padecer indescriptibles goces y tormentos en el vientre primordial de la Anaconda.

Para aquellos pocos que alumbran sin temor el fango (im)propio del origen, que no mienten simplemente "belleza" o "armonía" cuando piensan, pues encarnan la prosodia del abismo, el rito desgarrado y misterioso de otra danza... 


Armando Almánzar-Botello

                                                                  Francis Bacon. Sin título. 1944. 
                                         
Por Armando Almánzar-Botello



Cabeza, ano y extremidades padecen la ciudad 
y mi poema. 

Donde huele a mierda siempre duele el ser :
en esquinas dislocadas y dispersas de la mente.

Antonin Artaud lo dijo.

¡Callen, poetas, por inútiles, los órganos armónicos
del cuerpo, de la urbe!
Hablen rayos del yodo y sus relámpagos rabiosos, /
lúcida prosodia del desastre, /
rota y pútrida ciudad que busca ciega nuevas formas.

Poema: torso roto; tronco desangrado, dolor de tan
profundo inaudible.

Poemas: órganos lumínicos, malditos,
claroscuros indecibles.

¡Gruñen perros pros(a)odiando!

Filosos por las sienes del espejo ahora loco,
               en el centro agrietado, /
sólo aúllan simulacros de otro ser con la nostalgia /
de arrebato atribuido a su Amo por un fraude.

Poemas: torsos rotos; troncos desangrados,
dolor de tan profundo
                                  inaudible.

Terrible profesión la de ingerir medicamentos
y manchar con sinsentido el alfabeto:
¡loca una vez más tu página en
                                                 revuelta!

Llora fuego antiguo tachado en la memoria /
deforme oscurecida en ausencia de tus fuerzas:
¡polvo son tus dioses!                  ¡aire!
                                         ¡ceniza los designios!

Cara escrita de la rata destrozada por los dientes
de la luna contra el miedo /
asilada la consciencia en el sombrero de la piedra
que amenaza los vitrales.
                             ¡Lóbrego tu mundo!

¿Por qué tu afán en el caído verso roto
vieja insomne busca alas?

Si tu muro de muñones pensativos a través de la ventana
todavía fosforesce /
                               folio frío de la piedra que sangra
y Yo vislumbro
                         —ciego casi en rito del derrumbe—.

¿Por qué gritas con la noche al cementerio de tu rabia
la terrible prosodia de tu orbe /
                    tan lúgubre y tan cuerpo?

Sin embargo: ¡sé que lóbrego es el reino!

¿Por qué tu afán en el caído verso polvo
vieja insomne busca alas,
si debieras como un dardo sin clemencia tu escritura /
arrojar indetenible hacia el abismo de tu Otra?

¡Goces! ¡Descubrimientos!
¡Oh floresta misteriosa de la carne!

Cara escrita de tu rata destrozada por la luna
con el miedo gato a gota /
coagulado en un sombrero de piedra sobre el muro
impotente de tu hombre sin vitrales.
                                       ¡Lóbrego es tu mundo!

Deforme oscurecida fría mente sin la carne
olvidada como un forro nauseabundo
en la trastienda, /
se maquilla la mentida muchacha su mercado: /

me ausencia de las fuerzas que activan la mañana. /

Aquella mujer incandescencia que narraba
nuevos mundos con sus pájaros /
(ya los dioses polvo ahora)
                                          ¡sopla! /
                                 —ceniza olvidadiza— /

designios de otro texto proferido en la catástrofe
críptica en aullido, /
                           estrafalaria /.
                     
                     To be, or not to be:
                    ¡El dólar o la muerte!
Su dolor ella piensa monetaria en catacumbas.
               ¡Canta un Himno Fiduciario!

¿Y dónde sangra el dios Amor
su mágico jardín de la Esperanza?

Digita un mensaje muy oscuro en su BlackBerry.
Llora fuego tachado en la memoria.
                                         ¡Arde finalmente otro poema!

(Secreto fin del mundo. Un niño muere en África.)

Terrible profesión la de ingerir el phármakon incierto /
y manchar con sinsentido el alfabeto.
¡Toda loca una vez más tu página en revuelta!

¡Sofrosine!                                      ¡Sofrosine!

Perdida para siempre la medida de lo justo.
    ¡Universo postmoderno del derrumbe!
Poemas: torsos rotos; troncos desangrados, dolor de tan
profundo inaudible.

Reverso de la imagen desgarrada:
hierve órganos protervos la prosodia fraudulenta.
Dicción del grito en lo indecible /
claroscuros de otra lengua. /
              Y él se piensa en la evidencia de su crimen
hombre honesto.

¡Gruñe un perro pros(a)odiando! Filoso por las sienes
del espejo ahora invoca           loco,
                                                                  agrietado,
sólo aúlla simulacros de otro ser con la nostalgia
de arrebato atribuido a su Amo por un fraude.

Llaga escrita reflexiva en el Fichero de la Amnesia.
Perturbada. ¡Se busca un hombre honesto!

¡Callen, poetas, por inútiles, los órganos armónicos
del cuerpo, de la urbe!
Hablen rayos del yodo y sus relámpagos
rabiosos, lúcida prosodia del desastre,
rota y pútrida ciudad que busca ciega
nuevas formas.

¡Oh, Ciudad!, horrísona fonética de humor-desasosiego:
sin vergüenza tu olor o tu dolor sin mí se fuga en vulvas /
en flamantes perfumados modernos vertederos.

Inmensa la ciudad persigue loca nuevas formas.
Muérdese la cola fatídica en el Metro. Sangra.
Interroga satélites y estrellas. Baila /suda /sueña /
toca el acordeón en los chiqueros.
Copula con el hambre y con el himno
agoniza en el bullicio sonriendo…

Poema: torso roto; tronco desangrado, dolor de tan
profundo inaudible.

Tu afán en el caído roto verso gruñe insomne /
ríspido motor que transverbal por lo profundo
de la carne vibra en alas.

¿Habrá por fin un nuevo reino tras el humo del merengue
y estos húmedos colchones?

¡Cantemos, cantemos,
indefensos traicionados hermanos asesinos!
Ahora quebrantadas la Razón
                                              y la Locura
por la Patria meretriz que se revuelca /
en su lecho putrefacto de virtud encanallada.

¡Cantemos! ¡Cantemos! ¡Cantemos!

Poema: torso roto / filosa voz del hueso /
tronco esquizo desangrado /
grito en un dolor de tan profundo inaudible.
.....................................................................
                         Sin embargo:
               
"Tenaz la vida fluye su rata en los escombros..."




Octubre 2006
Variante del poema homónimo publicado en el libro:
Francis Bacon, vuelve. Slaughterhouse’s Crucifixion”. 
Editora Ángeles de Fierro, 2007, San Francisco de Macorís, R.D. 
Páginas 65-70.

© Armando Almánzar-Botello
Santo Domingo, República Dominicana.


                                            Francis Bacon. Tres estudios de Muriel Belcher. 1966.

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