viernes, 8 de junio de 2012

Ella...


"Busco a Ella que me huye por satélites distantes,/ añorando mi palabra el enigma de su carne." A.A.B.


                                                                             

Por Armando Almánzar Botello



Una mano ilumina los violines del silicio.
Luz muy limpia cenital que alumbró toda la estancia.

La escena de la torre y de la sombra enamorada
se dibujó perfecta en el distante rubor de las galaxias…

¡Oh belleza que retorna sin fin cuando la pienso!

¡Y sentir que casi ayer se deslizaban nuevamente
mis labios por el filo ausente de su aliento,
                                     por la línea de fuga de una espada!...

¡Pero algo asombroso ahora irrumpe,
 un vislumbre de otro aire no descrito ya me salva!:

El perfume indestructible del jardín en el incendio 

sosegado que persiste.

¡Oh, Amor!… tan próximo a mi ser con tu verdad sin yo 
saberlo,
latiendo sin cesar solitario en tu ritual de secreto corazón
ajeno a mí allá en lo alto,
                 silencio de una luna tan despierta en el temblor
de rizomáticos espejos.

Me recibes ya, mujer desnuda, en tu recinto amurallado,
la puerta sólo para mí, ahora entreabierta...
Penetro lentamente al fulgor de tus espacios,
al recóndito país de tus prodigios/ 
bajo el signo del goce y la catástrofe...

Retorna indescifrable un corazón y allí refulge sin las máscaras.

Los enigmas de tu lengua cimbreando en mi agonía
—mujer mágica tendida, rojo espejo copulante—
me besan cuando palpo la turgencia de tu rosa, 

fluye labio a labio la humedad irreflexiva: 
esa miel de los panales todavía tan ocultos 
por el humo de la seda y sus fractales...

¿Quién a puro (d)olor descifra un cuerpo?

Sólo a mí ha recibido esa mujer en su recinto.

Ausente de mi ser al partir siempre yo estaba/
prisionero me quedé con mi abismo en su silencio:
un número secreto palpitando en el atónito innombrable 
resplandor del inconsciente...
una plaza sitiada por el albo manuscrito de su cuerpo…

Mas ahora ella retorna, lúcida granada de solar corazón 
resplandeciente:
                         Maravilla de un incendio discreto
que me pierde…

Y la mano ilumina en el delirio,
la escritura tangible de mi ausencia...



© Armando Almánzar Botello.
Santo Domingo, República Dominicana.

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